miércoles, 6 de abril de 2011

Yvs Jacob rechaza una invitación de Esperanza Aguirre para estrenar un juego de tacitas de porcelana

Me quieren comprar, pero no van a conseguirlo.
Me quieren comprar, quieren comprar mi talento para ponerlo al servicio de su mal, pero yo también tengo mis propias ideas nefastas, y no pienso venderme, aunque soy favorable a las donaciones, incluidas las latas de membrillo natural.
Alguien ha debido de poner al tanto a Esperanza Aguirre de mi gusto por las pequeñas cosas, y me ha llegado una invitación sorprendente, ya no sólo porque estuviese redactada de un modo libre de errores y erratas que yo consideraba imposible para los "populares", sino, además, porque se me pedía una cita amistosa, y no para tomar el té, sino para opinar en la compra de una nueva vajilla que la condesa consorte quiere adquirir, y qué mejor concurso que el de un joven madrileño de espíritu delicado que haya leído a Herbert Spencer.
Bien sé cómo empiezan estas cosas: las tacitas, luego el té, que si vente un día a una reunión, que si eres un español ejemplar, que si nos vendría de puta madre -entiéndase "muy bien"- un español que supiese leer y escribir, que si todos los liberales somos como hermanos y tenemos que llevarnos de puta madre -entiéndase...
Y también sé cómo terminan: que si te hemos hecho este carné, que no tienes que pagar nada, que ya lo paga la ciudadanía, que tómalo, que ya verás lo bien que te vas a sentir, que si es la polla -entiéndase...- ser "popular", que si son muy buenas mozas las "populares", sanas como vergas bien alimentadas...
Y claro: pues unos buenos discursitos no nos vendrían nada mal, que la campaña está a la vuelta de la esquina, que si algo bien escrito y simplón, para nuestro electorado mayoritario, seguro que puedes sacártelo de la manga, que estamos ya cansaditos del estilo De Cospedal, ¡que esas cosas que dice no hay un tonto que se las crea!
Pero he tomado una decisión, y es la correcta. He respondido a "la Espe" con total sinceridad: Sra. presidenta -a nuestro pesar- de la Comunidad de Madrid, ¿cómo podría superar este humilde escribiente las palabras de Francisco Camps "¡Vivan los cartagineses!"? Profundamente humillado por el genio levantino, declino su invitación.


Yvs Jacob

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