viernes, 15 de abril de 2011

Josemari Aznar, María Dolores de Cospedal y Francisco Camps, tres sujetos de altísimo valor psiquiátrico

He estado hablando con un científico del CSIC que me ha hecho una revelación de muy alto interés. Más o menos, así: "Josemari, la Cospedal y Camps son ahora mismo los tres tíos que en España cualquier investigador del cerebro humano querría tener tumbados en su mesa camilla y llenos de alambres". Coloquialismos aparte, entendí que eran tres sujetos de alto valor, sí, pero por qué, eso lo supe después. "Estos tíos son la polla, tienen la cara más dura que el diamante, escupen veneno y no les importa hacer el ridículo ante millones de personas". Es cierto que despuntan en un país sin apenas relieve psicológico, bastante homogéneo en su mediocridad; eso hay que concedérselo. La charla continuó, y me fue desgranando mi amigo científico los aspectos que hacían a los tres sujetos tan singulares.
"Josemari tiene un problema fundamental, aunque nosotros entendemos que es un crisol de patologías. Josemari piensa que tiene el don de decir cosas que interesan a los demás, y que los demás son muchos, tantos como interesante lo que tiene que decir. Es un problema muy chungo, es muy jodido, y quien lo padece suele sufrir también de otro mal, la indistinción entre opinión enfermiza y conocimiento, de suerte que la primera le impide a uno conocer verdades elementales, y toma por conocimiento lo que no es más que producto del rencor. Ya te digo que es lo peor que te puede pasar, es la hostia, y no ayuda nada si te persiguen para ponerte un micrófono en la boca. En el caso de Josemari, la enfermedad ha alcanzado el grado irreversible. Lo hemos perdido".
Bueno, tampoco pasa nada.
"De Cospedal es lo que llamamos en la jerga no académica 'un sujeto alucinógeno', y es posible que si Antonio Escohotado no hubiese descubierto recientemente el libre mercado, la Cospedal podría haber sido incluida en una revisión de su Historia general de las drogas". Yo ya lo había sospechado, y le digo a mi amigo que sigo prefiriendo la marihuana, porque la Cospedal me pone de muy mala hostia.
"Es cierto, es una mala hierba. Yo siempre digo que no hay que tomarla".
Le animo a que comparta sus impresiones, en tanto que experto, sobre Francisco Camps.
"Camps ha perdido el juicio por completo, pero no es por ello menos interesante, sino al contrario. Como Josemari y la Cospedal, es un disparate parlante, pero resulta cómico en el fondo; une a tener la cara más dura que el diamante el hecho de tenerla más grande que un piano. Si yo pudiera elegir un único sujeto de estudio, me pediría a Camps, alguien que se pregunta si 'algún romano esperó que viniese el avión', claramente habita otra dimensión. Por eso es tan importante estudiarlo, porque si consiguiésemos penetrar en su pensamiento daríamos con el destino al que se van las cabezas cuando se pierden. Camps es sin duda una puerta a la ciencia futura".
Tantas veces he manifestado yo mi simpatía por la ciencia, que no dudé en ofrecer mis servicios en aquello que pudieran ser de utilidad: "si alguna vez consigues tener aquí a alguno de esos sujetos, llámame de inmediato, y me vengo con la caja de las herramientas".


Yvs Jacob

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