miércoles, 24 de noviembre de 2010

Con ocho años es suficiente

Estoy de acuerdo con José Montilla: dos legislaturas es una buena medida para la (in)competencia humana en el juego de la política. Después, la democracia se convierte en reinado por la voluntad popular, y si bien el pueblo es mayoritariamente tonto, a la parte menos tonta, la minoría -y la democracia no existe sino para proteger a las minorías-, le parece adecuado limitar el gasto protocolario que se concentra durante demasiado tiempo en uno solo de los miembros de la sociedad, y extenderlo a otros, porque incompetentes nunca faltan, por muy elevada que sea la misión a realizar.
Así las cosas, el pueblo no viviría con el corazón en un puño pensando cuándo se largarán este y aquel, esta y aquella, y la caducidad bien definida de "las Espes", los Marianos, los Rodríguez y los alcaldes de Madrid aliviaría a todas las partes, y estimularía quizá la irrupción de muchos y nuevos incompetentes, reacción que podría traer a la política un aire de renovación, si la ciudadanía se interesase de una vez en las cuestiones en que le va la vida. Claro que entonces un ser humano en Occidente habría de ser algo más que un zombie con tarjeta de débito.
Pero que nadise se confunda: no se trata de que todo el mundo se reúna puntualmente en la comunidad de vecinos para freír chorizos y morcillas. La responsabilidad política ciudadana es algo bien diferente, y encontraría su expresión en una revisión de los excesos del parlamentarismo, la técnica democrática que ha liquidado a la democracia.
Mi preocupación se extiende también hacia el rencor de los aspirantes. ¿Debería un aspirante repetir durante un número indeterminado de intentos? Yo diría que no, porque cuando el político vincula su posición en el partido -que es sólo un instrumento de las ideas- a un empeño personal propio del pundonor se abre así la puerta a muy grandes desvaríos.
Los casos de Mariano Rajoy y de Artur Mas no pueden ser sino inquietantes. Rajoy ya ha perdido en dos ocasiones, y en su partido parece un pedazo de carne que pasa de unas fauces a otras. Pero con Artur Mas todavía preocupa mucho el tiempo que pasó en la reserva, a la espalda de Jordi Pujol, y sería un desastre que accediese al gobierno de la Generalitat de Catalunya como quien tiene cosas por demostrar.
¡Benedicto nos acoja en sus oraciones!


Yvs Jacob

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