martes, 28 de agosto de 2012

Pide una cerveza de trigo y le traen cuatro empanadillas...

¡congeladas!
Como muchos sabéis, una de las principales propiedades de la cerveza de trigo es que en muy pocos sitios sirven menos de una pinta. Desde que en Madrid es más habitual ver a medio rumano asomar por un contenedor de papel y a un rumano entero acarrear chatarra de un lado a otro de la ciudad con total impunidad, desde que la población china se ha multiplicado por seis y en nuestras calles se abren unos junto a otros los más repugnantes, estúpidos, repetitivos y horribles comercios regentados por estos orientales, ante tal amontonamiento, exhibición y reverencia de la pobreza, he iniciado yo un proceso de transformación con el fin de enriquecerme, y como ya no me identifico en absoluto con eso en lo que se está convirtiendo España, me he decidido por la severa germanización, y nada mejor para realizarla que alimentarme como un auténtico alemán -y debo decir que, viendo como desayuna un alemán, no me sorprende que quisieran anexionarse cualquier cosa. ¿Y qué hay en la base de la buena alimentación sino los cereales? Y por ahí he empezado yo, por el cereal, por la cerveza de trigo, a ver si me pongo bien grande, bien rubio y bien hermoso, que me quepa una bicicleta entre las piernas. Pero he comprobado con gran frustración que no son muchos los locales en Madrid donde se sirve cerveza de trigo. Buscando en Internet di con una conocida cervecería internacional en la cuesta de Santo Domingo, ese espacio múltiples veces fallido por los sucesivos castigos que le infligió el alcalde Ruiz-Gallardón en sus diversas etapas decorativas. 4.80 € por una Paulaner -en Alemania he llegado a pagar 4.50 € por una Erdinger, y mereció la pena. Pero apenas me ponen el medio litro de deliciosa birra de trigo alemana en la barra, la muchacha me planta un platito con cuatro empanadillas... ¡congeladas! ¡Eh, amigos, pero de qué va todo esto, digo con semejante copazo en la mano! Se nos ocurre abrir un negocio con el pretencioso título de cervecería internacional y a continuación rematamos la idea con una ocurrencia canalla, ¡empanadillas! ¿Pero en qué país del mundo internacional se sirve cerveza de trigo con empanadillas, joder? A ver si nos fijamos mejor cuando viajamos, coño. La cerveza de trigo es aristocrática, tiene un sabor elevado, y sólo se puede acompañar con comida de verdad. Pero una empanadilla...
Quiero animar desde aquí a los emprendedores de Beer Station para que abandonen esa práctica terrible, jamás una empanadilla congelada debería situarse a menos de cincuenta metros de una cerveza de trigo, y quiero animaros a todos a que os pongáis tibios, ¡a ver si conseguimos bajar los precios! (Mucho me temo que en España las leyes del capitalismo continuarán con su perversión local: mayor oferta con peor calidad, y a mayor demanda sin escasez, encarecimiento de los precios...).


Tocomocho para Basuragurú


[Y muy pronto en Basuragurú: "Se dispara el número de españoles que querrían destrozar con sus propias manos al diputado del PP que las pasa canutas"].

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