Todo salió como estaba previsto: Pérez Rubalcaba arrollaría, pasaría por encima de Mariano Rajoy, que había acudido al debate con el único propósito de recordar a los espectadores durante casi dos horas la cifra del desempleo. Tan cierto era que sucedería lo que de hecho sucedió, que los medios de comunicación de derechas, "la caverna" y otros ideológicamente afines, no tardaron en entonar su coro, y dar por ganador, claro, a Mariano Rajoy. Pero hay que ver en este mal teatrillo, más allá de la politización o sectarismo de los medios de comunicación, la necesidad de reafirmar su mensaje en sus lectores y electores del PP. Tan pronto finalizó el debate, un recorrido por las páginas de los diarios españoles en Internet permitía observar la evolución de las encuestas no científicas tan habituales en la "era del dedillo". A nadie con sentido común y honestidad llamaría la atención que ABC o El Mundo no permitiesen más que un voto por dirección IP, aunque sólo si iba dirigido a Pérez Rubalcaba, porque a Mariano Rajoy podían dársele cuantos votos uno quisiera. Tampoco sorprendió a ningún español de bien que el director de ABC, un periodista tan serio, y que participaba anoche en el programa de RTVE 59'', no tuviese el menor pudor al comunicar el resultado de esas encuestas, aunque nada dijo del modo como se falsifican. Menos mal que había por allí alguien que sí destapó el asunto. Esto será siempre posible -me refiero al engaño con intención y a la respuesta crítica- mientras dure la imparcialidad en RTVE, pero tan pronto se convierta en otro aparato de propaganda del PP, mucho me temo que los españoles tendrán que buscar refugio en el fútbol.
Despreciando la pueril y patética resistencia a la realidad propia de las cabezas no pensantes de la derecha española, Pérez Rubalcaba ganó el debate, y los españoles de bien así lo vieron.
Debe decirse que Mariano Rajoy no merece ser juzgado como un posible futuro mal presidente de gobierno porque haya perdido todos los debates donde ha participado; Mariano Rajoy, si es que gana las elecciones, sería un pésimo presidente del gobierno por haber apoyado la estrategia del canallismo mientras lideró la oposición, aquella estrategia tan leal y tan noble de "cuanto peor, mejor". Desde luego que no es una credencial nada expeditiva, y hace falta tener la cara como un piano para confiar en que abrirá siquiera alguna puerta, cuando lo que merece el candidato del PP es que lo sepulten bajo ella. En un país con una población bien educada en la responsabilidad social de las acciones humanas, Mariano Rajoy no tendría la menor oportunidad.
Pérez Rubalcaba fue el justo vencedor. Quizá el debate de anoche no haya logrado levantar el pesado velo del sectarismo de la derecha en España, pero cabe desear que esa extraña, enigmática figura electoral, "el indeciso", sí viese con claridad que la derecha, más allá de la obsesión económica, la misma, por cierto, que existe en la izquierda, no tiene nada que ofrecer, contempla alejados en la periferia los demás problemas sociales y duda en muchos casos de que sean eso, problemas.
Insisto: Pérez Rubalcaba, justo vencedor del debate.
Yvs Jacob
martes, 8 de noviembre de 2011
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1 comentario:
¡Uy, un lector sensible... y de derechas!
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