lunes, 7 de septiembre de 2009

Iris Murdoch y la novela fallida

No sólo los españoles escriben mala literatura. El hecho de que el idioma inglés desplazara al francés como lengua de cultura extendió a cualquier viviente afectado por la razón la posibilidad de publicar un librito en la lengua rica en vocales que se habla con la mandíbula rígida. Pero antes de que el inglés pasara al dominio público de las esperanzas 'globalización de la cultura', antes de que cualquiera pudiera escribir un mal libro en inglés, los nativos de los países de lengua anglosajona ya se asomaban a la cima de la literatura con obras de pésima calidad. Under the Net fue publicada en 1954; la primera novela de Murdoch, y para la crítica, la mejor.
Henry Miller publicó en 1934 Trópico de cáncer. Siempre tomo esta fecha como referencia cuando leo una obra publicada (y escrita) en años posteriores. Me hago la siguiente pregunta si la obra en cuestión comienza a apestar: ¿cómo pudo publicarse algo así después de Trópico de cáncer? Este procedimiento crítico es injusto, aunque no me corresponde la culpa por emplearlo. La literatura no se debe exclusivamente a los autores: también los editores son responsables de tanta mierda.
Under the Net es una novela primeriza. Todas las novelas 'tempranas' presentan los mismos errores: personajes demasiado implicados en las reflexiones de su narrador-autor, discusiones intelectuales que ruborizan al lector por su pedagogía ligera y sus conclusiones inequívocas, situaciones cómicas nada divertidas y esfuerzos de poesía que terminan por accionar la batidora orgánica. En el caso de una escritora británica -aunque nacida irlandesa- educada en Londres, la obra puede incluir además algunas frases divertidas, ingeniosas, al gusto local, de las que se repiten a la hora del té y en otras formas de la hipocresía como uso social. Un caso ejemplar es el conocido pensamiento de su protagonista: 'the substance of my life is a private conversation with myself', una joyita solipsista de la que ha echado mano Woody Allen, si mal no recuerdo.
Iris Murdoch escribe un obra lamentable que es sin embargo bien recibida en los cánones del arte de la palabra escrita que juzgan el bien y el mal. Su personaje principal es un autor que vive de su trabajo como traductor; está enamorado de una actriz de teatro y le han robado un guión que un productor norteamericano podría convertir en gran éxito cinematográfico. Historias como ésta deberían evitarse. Es imposible que una obra así merezca el recuerdo de la literatura. Estoy agotado de las novelas cuyo protagonista es un autor, periodista o intelectual; agotado de las historias de detectives, agentes especiales y narcotraficantes; agotado de los doctores, de los profesores de instituto y universidad... ¡Tanta cultura y tanta hostia! ¡Quema de libros!
Tantas novelas mal escritas en español me han debilitado y apenas me entretengo ante los estantes de basura narrativa nacional. Pero nunca he dudado de que el éxito de la literatura anglosajona es un ingrediente más o menos activo del imperialismo publicitario. La literatura, el cine y la música aprovechan el aura creada por la fascinación extranjera sobre una lengua que pertenece a los dos últimos imperios, el británico -económico- y el americano -cultural-. Hace falta algo más que un público torpe para que la obra sea buena.
Kurt Vonnegut que estás en los cielos...


Yvs Jacob

2 comentarios:

Clovis dijo...

Decíamos ayer.

Yvs Jacob dijo...

Hola, clovis.

Se trata sin duda de una deliciosa investigación que debería emitirse 'non-stop' en alguna cadena generalista decente si por casualidad existiera. Estoy de acuerdo en que también 'la gente' merece su escarmiento. Anda y que los parta un rayo.