miércoles, 27 de febrero de 2013

¡Y por qué no se conformará Toni Cantó con ser sin más un pésimo actor...!

Si la unión, el progreso y la democracia en España dependen de Toni Cantó... vamos apañados.
De aventureros está llena la política española -Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal, Ignacio González, Francisco Camps...-, los aventureros en la política son muy malos, son ridículos egomaniacos y hacen mucho mal a la sociedad dentro de la cual buscan medrar, pero es UPyD la formación que sin duda ha hecho de la aventura una bandera: apúntese quien quiera, ¡aquí llega la revolución rosa! Por definición, la revolución rosa es descacharrante: su ideario, un bulo; su líder, un maniquí escapista y gritón, y la cara en el escaparate, un actor desinformado. Como es sabido, UPyD resulta de la aspiración a superar la flaqueza del PP: con aquello con lo que el PP no se atreve, se atreverá UPyD, por si se creía que tras mucho girar la rueda de la frecuencia ideológica no aparecía nada más allá -ahora sabemos que el flamenco puede ser más peligroso que la gaviota. Como aquello que aparece cuando el PP se agota, de progreso, nada, de unión, imposible, y de democracia, impensable, ¡no la conoce ni siquiera su formación mater! No conozco a un solo votante moderado de UPyD, todos los que yo conozco proceden del PP, todos, votantes ya antes bastante politizados, radicales insatisfechos, insaciables descontentos a los que ha ganado el bulo de una España sin derechos históricos para determinados territorios y donde las competencias de educación sean devueltas a un Estado central. Un bulo, un puro bulo, y peligroso. En las pasadas elecciones legislativas, UPyD montó chiringuitos en algunas calles para hacer una lectura pública de la Constitución -daba un poco de miedo ver a los reclutas de este ejército chicle glosar los artículos más polémicos, supongo que será en la siguiente convocatoria cuando ya se pongan los brazaletes de Mimosín con algún símbolo mágico... En un aparte quiero también decir que me venció una tristeza insondable una vez que vi a unos cachorros del PP representar un mitin en la calle de la Montera: en ese entorno putero nadie se detenía a escuchar a estos pobres desgraciados del cabello en fingida rebeldía, el espectáculo era del todo ajeno a putas y a transeúntes, pero no por indiferencia, que sería una cuestión de madurez política, era más bien un problema en la emisión de señales, y quizá uno pudiese chocar incluso con alguno de los altavoces, porque parecía, o era así en efecto, que allí no había nada. La Constitución española quizá que no sea tan bella como el Código Civil francés, quiero decir que a nosotros no nos ha salido un fino Valèry, ni siquiera un curioso matemático en sus versos libres, por mucho que se lea el texto sagrado, pero tampoco nos merecemos a un "tuitero" que se lía con unos gráficos simplones. En parte, eso sí, puesto que en UPyD leen la Constitución y no se enteran de nada, no sorprenden las cantadas de Cantó, capaz de liquidar en 140 caracteres nada menos que el problema metafísico por excelencia -qué es el hombre-, lo que se llama un "decisionario", vamos, que por español podemos decir "con dos cojones".
Es también sabido que el feminazismo se cuenta entre las obsesiones de la ultraderecha española -desde el PP hasta más allá del PP, desde la fascigaviota hasta el fasciflamenco-, al orgullo masculino español le duele que exista un delito tipificado como "violencia de género", pero al macho español le falta valor para reconocerlo, y entonces carga contra la ley porque, según tertulianos muy principales, leguleyos, economistas e historiadores accidentados, no cuenta con medios suficientes para proteger a todas las mujeres que deberían beneficiarse de una orden de alejamiento que afectase a uno de esos amantes tan apasionados del Mediodía -no obstante, parece que tampoco se cuenta con los medios necesarios para mantener alejado de cualquier vehículo a quien le ha sido retirado el permiso de conducir, pero, claro, no mezclemos las cosas, no vayamos a perder la razón de los argumentos. No merece la pena discutir aquí los disparates de Toni Cantó a propósito de la ley de género, sería de verdad un milagro convencer a un bruto con tres líneas -además, ya hay un papa dimisionario, qué podría hacer yo, apenas un hombre... Pero me he preguntado estos días por qué Toni Cantó no se limita a leer a Lope de Vega en el parque, o incluso en el escaño; yo le animo a que contemple la cara y el peinado de Jesús Posada en esos momentos en que su cabeza opere en el modo simple o simplicísimo, o también a que curiosee las aplicaciones de su teléfono móvil de última generación, esos teléfonos son un recurso inagotable, una maravilla tecnológica, un formidable entretenimiento, su menú no dejaría de sorprender si apenas se tomase uno la molestia de indagar entre tantas funciones... un auténtico prodigio que no exige del usuario alcanzar ningún tipo de conclusiones sobre ninguna cuestión delicada. Para todo lo demás, ya hay mucha otra gente pensando, Toni, gente formada o en proceso de formación, pero prudente, incluso hay quien escribe obras donde se expone la evolución histórica de tales asuntos, lo que ayuda a comprender mejor por qué se adoptan unas soluciones u otras en unas y otras sociedades y tiempos, luego, Toni, ¿qué necesidad hay, me preguntaba yo estos días, qué necesidad hay de que te ocupes tú de todo esto? Yo no lo entiendo. Creo que la política española no está tan muerta como muchos defienden, al contrario, es un hervir de analistas espontáneos cada cual con la solución del momento, ¡hay que ver lo rápido que se nos ocurre una nueva barbaridad y con qué velocidad la compartimos! ¡Bendita sea la Internet!
Toni, te voy a decir una cosa: a menudo desaconsejaban mis profesores la lectura de Fernando Savater, pero yo sí te voy a recomendar que leas a Fernando, da a veces un poquito de cosica o vergüenza, pero a lo mejor te ayuda a templar esos pulgares o te mantiene, cuando menos, ocupado.


Yvs Jacob


[María Dolores de Cospedal, Carlos Floriano, Hernando Alonso, Esteban González Pons, Cristóbal Montoro y niño de Santa Pola... ¿pero qué cojones estáis haciendo...?].

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