jueves, 3 de enero de 2013

Mierda cruzando la calle

Ahí la tenéis, cruzando tan solita la calle, tímida y desafiante en un peligroso paso de cebra donde podría sufrir el brutal atropello de algún conductor, víctima de su desprecio, ¡ay, qué penita siento...! Una mierda abandonada a la suerte, una mierda a punto de irse... a la mierda. Quién la ayudase a cruzar la calle a esa pobre mierdecita, madre... quién será su buen samaritano, ejemplo de cristiandad, quién la cogiese en su mano, en su pie para ayudarla a cruzar al otro lado, tan desvalida, mare, una mierda española... ¡ay, quién fuese el barquero!, tan pequeñita como es, apenas una mierdecilla, una mierda insignificante, una pobre mierdecita española a la que no le han salido los dientes. Debe de ser dura la vida cuando se es una mierda, la vida de una mierda pequeña, pequeñita... Olvidada por todos, nadie quiere saber nada de una pequeña mierda. Hay otras, sin embargo, que son mierdas arrogantes, impetuosas, vanidosas y petulantes, hay mierdas imponentes, mierdas orgullosas, despampanantes; hay mierdas del tamaño de antiquísimos meteoritos sobre la tierra, mierdas donde se podría levantar un campo de fútbol, mierdas donde se podría jugar la Champions League, mierdas perfectamente visibles calles y calles en la distancia, mierdas como la obra de algún dios, mierdas divinas, inconmensurables. Y también están las mierdecillas, las mierdecitas, las mierdas pequeñas, las mierditas, las mierdinas, las mierdis... Bien mirada esta mierdecilla tan pequeña, mirada bien de cerca, parece que hubiese sufrido la furia de algún viandante desconsiderado, un déspota, un intolerante, la ira de una rueda de bicicleta, esa rueda fina, sutil, liberticida y divisionaria, porque esta mierdecilla ha perdido su integridad y adoptado el aspecto de dos mierdas menores, y no por ello menos mierdas. ¿Será una propiedad de la mierda la disgregación de la materia? ¿Qué nombre habría de recibir el proceso por el cual una mierda da lugar a dos, a tres, a cuatro hermanas mierdas...? ¿No es una auténtica pasada ser una mierda española? ¿Y quién no ha pisado nunca una mierda indefensa? Porque hay quien piensa que indefenso es aquel que pisa la mierda, pues la mierda aparece donde menos se la espera -algo tiene la mierda que la hace escurridiza, taimada, disimulada, presta... Pero indefensa está la mierda, porque ella es inocente -mierda es no tener voluntad, mierda es no ser más que eso, una mierda. La mierda cae allí donde se la aprieta, luego no es propiedad de la mierda la ubicuidad, por mucho que a veces sea viajera, pero la mierda es sólo eso, una mierda -la mierda, se comprenderá que no sea de otra manera, se deja llevar, se carga con ella, se puede ser portador de una mierda, y en ocasiones, también se pega la mierda, pero no porque ella así lo quiera, ay, pues querer ella no quiere una... Qué penita más grande la que siento por ella... Yo al 2013 le pido que alguien se haga cargo de esa pobre mierda, alguna alma buena que la ayude a cruzar hasta la otra acera.


Tocomocho para Basuragurú

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja...impresionante oda a la mierda española. Esa que nos rodea, que huele, que nos alimenta, que nos domina...Hasta que la mierda no se haga mayor de edad y sea capaz de pulsar solita el botón del semáforo vamos mal dados.

Cordial saludo

Yvs Jacob dijo...

Inma, su risa nos llena de felicidad, y lo digo totalmente en serio. En la redacción no habíamos quedado nada satisfechos con esta colaboración de Tocomocho, incluso considerábamos la posibilidad de no publicar la entrada, pero que usted la reconozca como "oda a la mierda española" nos empuja a pensar que hemos hecho lo correcto y le pagaremos a su autor por lo que en principio juzgamos una desmedida osadía. Me permito mostrarle mi agradecimiento por su fidelidad. Un saludo.