lunes, 14 de diciembre de 2009

Sangra Berlusconi, o Cuando la Justicia se sirve de sus medios más romanescos

¡Menuda hostia que le han dao al tito Silvio! Yo no voy a juzgar ahora si la merecía políticamente o no, que para eso ya existe el periodismo, ni si está bien dada -periodismo deportivo-, pero desde la moral, dígase bien alto que, teniendo el Vaticano ahí al lado, ya podía Dios haber sido más diplomático y menos explícito, menos bronco y más sutil a la hora de hacer Justicia. Debe de ser la falta de costumbre lo ha que llevado al Pluscuamperfecto a perder los papeles y a querer resolver un asunto bien feo de un solo porrazo. Pero el tito Silvio se ha quedado muy mal, la verdad, tenía cara como de miedo, no de sorpresa -¿qué ha pasado?-, sino de pánico -¡que no me pase na!-.
Algo de penita me ha entrao, eso te digo, pero no he cedido y ya me he recompuesto en mi crueldad, no vaya a pasar lo que con el dúo Alavedra y Penafreta: ¡lo malas que son las excepciones para el bendito Estado de derecho! Al final la ciudadanía termina sufriendo por lo mal que lo pasan quienes se pasan por los cojones la distinción entre el bien y el mal.
¡Ay, tito Silvio, terrible suceso el de esa cirugía bárbara!
Ya creía Silvio que era el único con auténtica sangre italiana, pero ha aparecido la furia disfrazada de perturbado, porque el clarividente es siempre un enfermo, ¡y ardo en deseos de solazarme con ese Quijote en tratamiento! ¡Vaya a saberse por qué suerte de arma habrá tomado la estatuilla de la inquietante catedral de Milano!
Si es que el hombre ya está mayor para la cosa pública, que diría Ansar, y lo mejor, cuando se es multimillonario, es vivir como lo hacen los ricos: sin hacer nada.
¡Qué ganas de empeñarse en resolver el mundo, tito Silvio!
¡Ay, mundo de ingratos, desagradecidos!


Yvs Jacob

No hay comentarios: