martes, 1 de marzo de 2011

Plagia su tesis doctoral pero llega a ministro

El caso podría haberse dado en las filas del Partido Popular, pero ha tenido lugar en Alemania, un pueblo al que se le atribuye, entre otras bondades, un extraordinario y eficaz sistema educativo.
Ya conocimos hace un año que en Alemania se estaban vendiendo directamente los títulos de doctorado, algo que de nuevo podría ser más propio del sistema educativo español, y hay que andarse con cuidado, porque en España nos entusiasmamos demasiado con lo ajeno, que enseguida queremos hacer nuestro, y arriesgamos importar algunas prácticas en las que pronto nos mostraríamos aventajados.
Lo que sí parece cierto es que estos delitos intelectuales y morales los comete un tipo de derecha muy de derechas, y cuando la izquierda española creía que el pillaje se realizaba de manera insuperable en el Partido Popular, hasta el punto de no tener competidor ni siquiera fuera de nuestras fronteras, sale a la luz que un impostor alemán, Karl Theodor zu Guttenberg, nada menos que ministro federal de Defensa, se dejó llevar alguna vez por la oficiosidad de su apellido, y con un moderno "corta y pega" se confeccionó una tesis doctoral igual que se podía haber hecho una docena para venderlas entre sus amigos.
Si es que hoy en día no puede uno fiarse de nadie.
Walter Benjamin habló del arte de citar sin comillas, si bien enunciaba así una técnica psico-esteticolingüística que no creo en poder del ministro alemán, y que en el caso del mismo Benjamin obedecía a su incapacidad para abordar trabajos extensos de dialéctica, porque cuando una cita es de verdad filosófica, se interpreta como una síntesis de matices, algo que produce la extenuación de lectores e investigadores -Walter fue en realidad un economista.
Estoy de acuerdo en que lo que sí sabe formar el sistema educativo alemán es un trabajador que separa con rigor su alcoholemia de su horario laboral, y quizá debamos avanzar los españoles en esa dirección, porque se nos va el tiempo en todo menos en el trabajo.
Pero no quiero celebrar que sea España ajena a lo sucedido en la tierra de Frau Merkel, y apuesto lo que sea a que pronto sacará nuestro periodismo una víctima de otro entusiasmo semejante, y nos arrojaremos a su linchamiento hambrientos como perros. Eso sí, que alguien dimita de un cargo de máxima ostentación por un escándalo académico nunca lo veremos en España.
(Mañana: "Fernando Alonso, legislador español").


Yvs Jacob

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