viernes, 21 de noviembre de 2014

Símil sobre el independentismo en Catalunya

Dos catalanes caminan por una calle cualquiera de ese país sometido y amenazado de exterminio por el pueblo español. Uno de ellos no oculta ser partidario de la independencia de Catalunya, y no es que lo muestre, quiero decir que no lleva signo identificativo alguno que pueda informar de sus ideas -¿sentimientos?-, lo cual sería bastante absurdo, por cierto, aunque difícil es hoy en día y en este asunto diferenciar lo absurdo de lo disparatado; en cualquier caso, es lo que se llamaría "un independentista", y el otro, que no lo acompaña, sino que también camina por ahí, no lo es: a saber, no comprende cuál es el problema de esos otros catalanes que sufren la incomodidad de que su nación cultural forme parte de una entidad ¿superior? llamada España -¿Estado español, como cuando U2 actúa en el Estado español? ¡Cielos, en qué momento nos volvimos todos locos! El independentista y quien no comprende el mal que sufre quien padece de independentismo -¿porque tal vez habría que aclarar primero algunos conceptos -qué es un pueblo, qué es una nación, qué es la historia...? Y otros: qué es España, qué es Catalunya...- presencian la colisión de un automóvil y una motocicleta. Inevitable es que el hombre haga juicios, que no es más que atribuir a un sujeto un predicado. En el libre juego de su capacidad para enjuiciar, el independentista sostiene que el culpable del accidente es el conductor del coche; por su parte, quien vive ajeno al hervor de la independencia juzga que la culpa recae, al contrario, en el conductor de la motocicleta. El primero tiene razón.
Por si acaso no queda lo bastante claro. Una receta de cocina recomienda que un plato permanezca dentro del horno a determinada temperatura por un tiempo determinado: sean cuales sean el tiempo y la temperatura que juzgue un independentista, así serán el tiempo y la temperatura correctos. Si hay coincidencia en tiempo y temperatura entre varios independentistas, entonces se habrán alcanzado el tiempo y la temperatura "democráticos". Arte diabólica es, que diría don Nicolás.


Yvs Jacob