Claro, hablamos del mismo que negó que en España hubiese algo así como una burbuja inmobiliaria, el mismo a quien completaba como en un coro el ahora "enrebeldonado" Álvarez-Cascos, a quien se debe el ya célebre adagio "los pisos no están caros, los precios suben porque la gente los compra". ¡Olé, olé y olé! ¡Con dos cojones!
No me gusta emprender una defensa fanática de nada, pero creo que el presidente Rodríguez Zapatero, que tantos y graves errores acumula, ha acertado al no cargar directamente contra De Rato, y al tener en cuenta que, por desgracia, tal vez, De Rato fue un español al frente de una institución internacional, lo que pocas veces se ve, y no conviene mostrar a tanto público lo que pensamos dentro del país acerca de la incompetencia de unos y otros españoles, por si acaso no nos vuelven a ofrecer un cargo de esos donde se paga muy bien por no hacer nada.
Muy diferente es, por supuesto, el modo como reacciona la derecha irresponsable que cultivamos en España, una especie autóctona imposible de exportar.
No obstante, soy más partidario de las declaraciones de la vicepresidenta y ministra de Economía, que se ha permitido una pequeña ironía -en la medida de sus posibilidades, supongo- respecto de la pericia de alguno que se tenía por muy avanzado economista y con ganas de que lo adorase la democracia divinizante, muy española también.
Pero una cosa es saber mucho de algo y otra bien diferente que a uno le paguen por no hacer nada, que es más o menos a lo que debió de dedicarse Rodrigo de Rato en el FMI, y a lo que se dedicará ahora en Caja Madrid, porque que nadie se engañe, en las instituciones económicas, la cara de los verdaderos técnicos nunca sale a la luz. Eso sí: hay rascaduras de huevos que cuestan una pasta gansa.
Yvs Jacob
viernes, 11 de febrero de 2011
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