En el Partido Popular han sacado ya los cacahuetes y no tienen sus dirigentes la menor duda de que, allí donde los arrojan, allí aciertan siempre en un monigote. La última aparición de José María Aznar en la feria malagueña montada por el Partido Popular llenó a sus asistentes de júbilo celestial al pronunciarse el nombre de la banda terrorista vasca, reconocida tiempo atrás como Movimiento Vasco de Liberación Nacional por el propio expresidente, apenas descubierto que era la vivísima reencarnación de Don Pelayo, padre de las Españas. Los aplausos pusieron a prueba articulaciones y falanges, y la salivación aumentó entre el público, como ya demostrase el conductismo de Pavlov la eficacia de vincular un estímulo a una respuesta, esto es, que se puede lograr de cualquier animal cualquier cosa, por muy incoherentes que sean el modo de solicitud y lo solicitado. A mí ya no me quedan fuerzas para reírme de quienes aplaudían a Josemari por regresar a la manipulación de la lucha antiterrorista. Uno sólo puede preguntarse si tantos vitoreadores son algo más que pellejos rellenos de mierda, ¡pobres diablos!
La "etatitis" obsesiva de Josemari es mucho más que el resentimiento y el odio comprensible en alguien que haya sufrido un atentado terrorista. A Josemari le duele que ETA haya sido derrotada por otros, y que lo haya sido por encima de todos los impedimentos con que ha jugado el Partido Popular -no se olviden la división entre las víctimas, la renta electoral que se ha querido obtener de las negociaciones o la persecución mediática (y felizmente judicial para algunos) de los profesionales al frente de la lucha antiterrorista en el "caso Faisán"... que nada de esto se olvide. A Josemari le duele que le hayan arrebatado esa pringosa piruleta, él que se creía destinado a ser el único en darle lametones.
A todo esto, celebran ya los "populares" una victoria electoral demasiado anticipada, una muestra más de su sano espíritu democrático, actitud insólita entre muchas otras de las que informan a los españoles de algo que no deben seguir ignorando: al Partido Popular el derecho al voto no le sienta bien -si hasta se comenta a carcajadas dentro de la formación que fulanito o menganito ocuparán tal o cual cargo...
Por mucho que sea cierta la teoría que afirma que la crisis se lleva por delante a quien pilló en el gobierno de cada nación, más allá de que representara una tendencia política muy o muy poco de derechas o izquierdas, la peculiaridad española exige ir con mucho cuidado a votar. Las anteriores elecciones autonómicas y locales entregaron demasiado poder con demasiada alegría a un partido que sólo busca legitimidad, un partido al que nada detiene, en la insaciabilidad de su atropello, y al que se refrenda al revalidar sus actitudes y sus modos sin el menor reparo del daño que resulta para una sociedad como la española. Sus ideodos dieron con la fórmula infalible: cuanto más daño, mejor.
Leo que también María Dolores de Cospedal se ha contagiado la "etatitis" -imagino que a no mucho tardar el brote se habrá extendido a González Pons, Sorayita, Arenas Bocanegra...
¡Ay, los españoles! ¡Si entendieran alguna vez que en las elecciones se trata de elegir... bien!
(Cómo no acordarse ahora del mitin ya mítico de la Espe en las últimas elecciones, cuando, delante de Josemari, dijo aquello de la hipocresía de los socialistas españoles, por haber sido DSK director de FMI y, por entonces, acusado de violación... No les votéis, joder, si no es tan difícil darse cuenta...).
Yvs Jacob
P. D.: Esta mañana ha rescatado la Cadena Ser unas deliciosas declaraciones de Josemari a propósito de su arrogante generosidad personal para con los terroristas si abandonasen la lucha armada. A veces, Josemari, que tan acostumbrados nos tiene a la mezquindad, nos proporciona un pequeño entretenimiento: en esta ocasión se aprecia el concepto "popularísimo" del gobierno democrático, que no puede consistir sino en yo, yo y yo.
viernes, 7 de octubre de 2011
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