¡Anda la hostia, que los creíamos ya perdidos!
Daba mi habitual paseo matutino en bicicleta por las calles de Madrid, uno más entre los jóvenes aunque sobradamente desempleados, y he sorprendido a un individuo que realizaba trabajos de ebanistería en un local, creo que un bar, cuyos ventanones lijaba a conciencia, preparándolos, supongo, para una capa de pintura. Por supuesto, lo he interpelado al más puro estilo Hamsun.
¿No sabe que podrían venir los neoliberales a lincharlo si descubriesen a un español realizando una actividad todavía bien considerada por el mercado de las necesidades en el siglo XIX?
¿Dice usted, joven?
Justo enfrente de este local se encuentra una de esas escuelas de negocios tan de derechas, conducidas por el enigmático empeño de que al mayor conocimiento de la economía le sigue siempre y forzosamente un mundo mejor, pero, y extraño es, a ninguno de los estudiantes con flequillo en solapa, ni mucho menos a la tropa de las minifaldas con apuntes, le ha llamado en absoluto la atención este diálogo.
Pregunto que si es usted el dueño del negocio.
No, no lo soy. Yo soy ebanista.
¿Ebanista... ebanista?
Sí, ebanista.
¿Y no es usted demasiado español para hacer estas cosas, buen hombre?
¿Cómo dice?
Sí, me refiero a que... ¿no es usted jefe, como el resto de los españoles?
Bueno, es que...
¿No debería estar quizá desempleado, o en todo caso mirando a un sudamericano, o a alguien de la Europa del Este acometer este tipo de trabajos, que los hacen peor, en menos tiempo, y por mucho menos dinero?
Ya, lo que pasa...
No, si todos sabemos lo que pasa... Además, ¡le parecerá bonito burlarse así de las leyes del mercado...!
¿Perdón...?
Sí. En vez de trabajar sobre un material antiguo, ¿no se le ha ocurrido sustituir los marcos de madera dañados por otros de un material más feo y nada noble, pero bastante más económico, unos marcos fabricados en condiciones vergonzosas en China, por ejemplo, que harían el mismo servicio?
Sí, pero como ya estaban puestos...
Claro, ya estaban puestos... ¡Pero qué sería de los hombres si el principio del reciclaje y la reutilización guiase todas sus acciones... ! ¿Piensa usted que tendríamos hoy todo lo que tenemos si los hombres no hubieran descubierto la destrucción desmesurada como método de progreso?
¿Cómo?
¡Vamos, un español de casi sesenta años trabajando con sus propias manos...! ¿Pero está usted loco o qué? ¡Dónde vamos a parar! ¿Y qué será lo próximo, una tahona que no descongele el pan?
Pero no he ahorrado energías para llegar de vuelta a casa y redactar una convocatoria comunal con el siguiente motivo: "Lijado y barnizado de la puerta de acceso al edificio". Yo me quedaré una semana sin comer, pero este español ejemplar y honesto ¡trabaja!
Tocomocho para Basuragurú
viernes, 20 de enero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡Genial, te ha quedado genial. Me he reído a la vez que lo comparto. Te felicito.
Estoy pensando, ahora que el Gobierno se ha reunido con el gremio de los joyeros, y ya sé que me dirás que mayormente es publicidad, por qué los socialistas, no supieron tener esos detalles de energía, de mostrar interés en solucionar problemas reales de la calle como es la delincuencia, que , cara a la galería le habrían reportado más simpatías. (Recordemos que los joyeros no son millonarios, como muchos de sus clientes).
Un saludo.
carlos
Gracias, Carlos. Yo supongo que si en el PSOE se han enterado de algo se aplicarán a rescatar el país de su ruina moral y económica mediante el más estricto cumplimiento de la ley, en lugar de dirigir todo el optimismo a la salvación del mundo, el cual, sea dicho, ni la tiene ni la merece.
Publicar un comentario