Me prometí hace años ser fiel a la feria del libro antiguo y de ocasión que se monta en el Paseo de Recoletos. En realidad, me prometí comprar al menos un libro en cada edición de la feria, habida cuenta la amplitud de mis apetitos y la esclavitud de mis caprichos. Desde hace pocos años, sin embargo, no pesco nada por allí, salvo encuentros con el alcalde, y esas chorradas que suelta cuando inaugura cualquier evento.
El libro antiguo no me interesa, porque a mí me gusta leer; pero el libro de ocasión ha desaparecido de la feria, sustituido por el libro rebajado y todavía caro. Además, de un puesto a otro, la misma mierda; peor, la misma mierda cada año, un año tras otro. Es cierto que hay ocasión de adquirir algún título fuera de catálogo, pero no merece la pena pagar tanto cuando su lectura se abordará sin urgencia. Los libreros de viejo tienen que reflexionar acerca de su mercado en estos términos: más barato o nada, esto es, satisfacción de librero o hacer el primo bajo la lluvia e irse con las cajas hasta la próxima edición.
También llueve en la otra feria, la del Retiro. Había mucha gente firmando libros este domingo, y es posible que también algún escritor español. Yo no vi ninguno, y eso que se reparten trescientas casetas en dos orillas y hay una fuente casi en el medio. Pasear entre tantos libros me llenó de tristeza. No ya porque mi Aktion BDM no se encuentre a la venta, mi novelita policíaca que habría de ser materia de una asignatura obligatoria en cualquier enseñanza universitaria, humanidades y ciencias, sino por la amplitud, la infinitud inabarcable en que se convierte la producción editorial. No me sorprende que el mundo del libro se queje continuamente de la falta de lectores; pero es que si los lectores fuesen más, con seguridad, también las obras que se les dirigen, y de nuevo se encontraría la industria en la misma situación de sobreproducción y delirio.
Por otra parte, cada editorial asegura tener el último título que ha conquistado al público coreano; la mejor obra póstuma de un escritor checo, de un imprescindible paquistaní, de un superviviente libanés o de una secuestrada en Colombia. Y todavía pueden dar sus scouts con talentos más desconocidos. Saul Bellow se preguntó por el Tolstoi de los zulús, pero hoy se puede afirmar que, aunque jamás lo tuviesen, alguna editorial ya lo ha publicado, incluso en castellano y en traducción directa, quizá con prólogo de Maruja Torres.
El universo editorial es desbordante. Francisco Rico, a quien uno de mis profesores llamaba, con suma familiaridad, Paquito -Paquito Rico, claro-, dijo en un programa de libros para la televisión que el 98% de las obras publicadas en 2011 se perderá en el silencio. El año aún no ha terminado, pero yo me declaro a favor de esa sentencia de muerte.
Estar allí entre miles de libros no me produjo ninguna sensación distinta a recorrer los pasillos de mi supermercado habitual o la planta de ropa de unos grandes almacenes. Creo haber alcanzado ese estado psicológico propio de los editores: un montón de libros no es más que otro montón de cosas, y un montón de cosas bien puede ser un montón de mierda.
Yvs Jacob
martes, 31 de mayo de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
Con Pérez Rubalcaba... ¡me siento seguro!
Menudo disgustito el de Josep Ramoneda el viernes pasado en su columna para Hora 25. No había encajado bien que el próximo presidente del gobierno de la nación no fuese catalán. Incluso en un intelectual supuestamente independiente como Josep Ramoneda se puede decir que el nacionalismo es insaciable. Y qué decir de las palabras de Carme Chacón, que al esbozar lo que hubiese sido su proyecto político no pudo evitar una mención a su condición de española y catalana.
Una vez más, ése no es el camino.
Doy por supuesto que cualquiera que pretenda dedicar su vida y su esfuerzo a la política lo hace con objetivos honestos -los corruptos no son, estrictamente, políticos, como tampoco los egocéntricos, ni los megalómanos... Esto me obliga a desaprobar que la ministra Chacón, en su enfado, buscase una marca distintiva equivocada para su proyecto, como si cualquiera que optase al gobierno en el PSOE no quisiera reducir el desempleo, consolidar la economía y vertebrar la pluradidad nacional española con algún concepto unitario que haga de los españoles un pueblo o conjunto de pueblos menos ridículo y vergonzoso. (Al resto de los españoles no nos preocupa en absoluto que el presidente sea de aquí o de allá, lo que queremos es que sea el mejor, el más apto. ¡Mundo de locos, los españoles dando lecciones a los catalanes!).
Por muchos cargos que haya conocido Carme Chacón en su trayectoria política, debe admitir que no es ningún fracaso quedar momentáneamente apartada de la lucha por la dirección del gobierno con 39 años. Nada tiene que ver su condición de catalana ni que sea mujer, déjense estas obsesiones para uso exclusivo de los obsesivos. Si Pérez Rubalcaba no enloquece al ganar las elecciones de 2012, es seguro que hará de Chacón una vicepresidenta a la altura a la cual ha quedado esa competencia. Es más, en el PSOE habrían de empezar a fabricar el próximo Pérez Rubalcaba, esto es, un sucesor del sucesor, el futuro razonable de Chacón, para no quedar al aire en el momento crítico.
Debe elogiarse, no obstante, la actitud de la ministra de Defensa para evitar que al PSOE se lo tragase la cloaca. En un mundo de políticos ansiosos por salir en las fotos, lo que menos falta hace es que los de un mismo partido se consuman en una batalla a favor de la ineptitud. Y sobre todo es insoportable escuchar un día tras otro, mientras dura la pelea, lo de fuentes cercanas a Moncloa, y dar así la oportunidad a los medios de comunicación de tomar decisiones en nombre de la ciudadanía, que, por cierto, no les ha solicitado que suplanten su conciencia.
En las circunstancias actuales, Pérez Rubalcaba es la mejor opción. Si se tiene en cuenta que al PSOE lo ha derrotado en las elecciones autonómicas y locales la nada, para vencerla, nada mejor que un hombre práctico. La política es práctica en muchos aspectos: no sólo porque trate de las relaciones de los hombres en sociedad, acerca de lo adecuado o no para la convivencia, sino también por el modo como los problemas han de resolverse. Hago una llamada de atención al periodismo de izquierdas y a su crítica recurrente de los programas políticos. Mucho me temo que ni los problemas ni sus soluciones aparecen en los manuales de ciencia política. A los políticos no hay que pedirles tanto fidelidad al programa como capacidad resolutiva, sin que una solución derive en un nuevo conflicto. Tenemos todos tanto que aprender...
Yvs Jacob
Una vez más, ése no es el camino.
Doy por supuesto que cualquiera que pretenda dedicar su vida y su esfuerzo a la política lo hace con objetivos honestos -los corruptos no son, estrictamente, políticos, como tampoco los egocéntricos, ni los megalómanos... Esto me obliga a desaprobar que la ministra Chacón, en su enfado, buscase una marca distintiva equivocada para su proyecto, como si cualquiera que optase al gobierno en el PSOE no quisiera reducir el desempleo, consolidar la economía y vertebrar la pluradidad nacional española con algún concepto unitario que haga de los españoles un pueblo o conjunto de pueblos menos ridículo y vergonzoso. (Al resto de los españoles no nos preocupa en absoluto que el presidente sea de aquí o de allá, lo que queremos es que sea el mejor, el más apto. ¡Mundo de locos, los españoles dando lecciones a los catalanes!).
Por muchos cargos que haya conocido Carme Chacón en su trayectoria política, debe admitir que no es ningún fracaso quedar momentáneamente apartada de la lucha por la dirección del gobierno con 39 años. Nada tiene que ver su condición de catalana ni que sea mujer, déjense estas obsesiones para uso exclusivo de los obsesivos. Si Pérez Rubalcaba no enloquece al ganar las elecciones de 2012, es seguro que hará de Chacón una vicepresidenta a la altura a la cual ha quedado esa competencia. Es más, en el PSOE habrían de empezar a fabricar el próximo Pérez Rubalcaba, esto es, un sucesor del sucesor, el futuro razonable de Chacón, para no quedar al aire en el momento crítico.
Debe elogiarse, no obstante, la actitud de la ministra de Defensa para evitar que al PSOE se lo tragase la cloaca. En un mundo de políticos ansiosos por salir en las fotos, lo que menos falta hace es que los de un mismo partido se consuman en una batalla a favor de la ineptitud. Y sobre todo es insoportable escuchar un día tras otro, mientras dura la pelea, lo de fuentes cercanas a Moncloa, y dar así la oportunidad a los medios de comunicación de tomar decisiones en nombre de la ciudadanía, que, por cierto, no les ha solicitado que suplanten su conciencia.
En las circunstancias actuales, Pérez Rubalcaba es la mejor opción. Si se tiene en cuenta que al PSOE lo ha derrotado en las elecciones autonómicas y locales la nada, para vencerla, nada mejor que un hombre práctico. La política es práctica en muchos aspectos: no sólo porque trate de las relaciones de los hombres en sociedad, acerca de lo adecuado o no para la convivencia, sino también por el modo como los problemas han de resolverse. Hago una llamada de atención al periodismo de izquierdas y a su crítica recurrente de los programas políticos. Mucho me temo que ni los problemas ni sus soluciones aparecen en los manuales de ciencia política. A los políticos no hay que pedirles tanto fidelidad al programa como capacidad resolutiva, sin que una solución derive en un nuevo conflicto. Tenemos todos tanto que aprender...
Yvs Jacob
jueves, 26 de mayo de 2011
El PSOE no debería complacer al periodismo de izquierdas
De nuevo, la misma injerencia del periodismo de izquierdas en cuestiones que no son de su competencia. Idéntica situación a la que tuvo lugar con el proceso de elecciones primarias para determinar quién sería el candidato del PSOE en los comicios del 22 de mayo, tanto a la alcaldía como a la Comunidad de Madrid.
Ni siquiera un politólogo tan brillante como Fernando Vallespín termina de apuntar el problema real de la política en España, al menos en cuanto a la derrota del PSOE en las elecciones del domingo. El problema es el Partido Popular, resulta obvio, pero entre el socialismo se tiene la impresión de que no se trata de la victoria de una ideología sobre otra, una de derechas, liberal-conservadora, sobre otra de izquierdas, liberal-progresista, sino del triunfo de la nada. Es desconcertante. El Partido Popular no ha vencido por ser de derechas -una madurez tal nunca será posible en la sociedad española-, sino que su victoria se debe a una siniestra simplificación, de las muchas que operan en la cultura española. Si alguien recuerda Viva Zapata!, de Elia Kazan (1952), quizá mantenga todavía en su memoria el retrato de uno de los conceptos de riqueza más divertidos que puedan construirse: basta con estar en posesión de la máquina de hacer dólares para tener dólares. Esta visión de la riqueza, o un modo muy similar, sigue presente entre los españoles. Los españoles señalan directamente al Gobierno como causante del desempleo, y no admito ningún regate al respecto. Incluso desde el intento de una perspectiva humorística, el mensaje que se envía muchas noches a los espectadores del show de Andreu Buenafuente no difiere en nada de la inequívoca intencionalidad: Rodríguez Zapatero ha traído el desempleo. Y se puede ir más lejos.
En la Cadena Ser, en la cual se aprecia un cierto rencor por el desplazamiento sufrido al emerger un grupo en competencia por la colonización de la conciencia en el PSOE, se hizo burla de las declaraciones del ministro de Trabajo, cuando éste manifestó su solidaridad con el Movimiento 15-M.
Parece el momento de una reflexión honesta y de carácter global.
El Gobierno de la nación no es una empresa, vaya eso por delante. Ni crea ni destruye puestos de trabajo, si bien le compete buscar las mejores condiciones para que el empleo se mantenga y crezca. El ministro de Trabajo no crea puestos con las teclas de una máquina, pero es seguro que si pudiera hacerlo así, se pasaría las horas tecleando.
Subyace un problema de carácter cultural. El gobernador del Banco de España manifestó que el empresario español "tiene pánico a contratar". El empresario español no comprende el alcance de las actividades económicas dentro de un Estado; al empresario español le fascina ser jefe. Encuentra su satisfacción en crear un puesto de trabajo y pagar un salario bajo, pero deniega su responsabilidad más allá de eso: no entiende por qué debe pagar más -alta en la Seguridad Social, indemnizaciones, parte del salario que gestiona el ministerio de Trabajo como prestaciones de desempleo...-, y descarga esa incomodidad en el gobierno de turno. Sin embargo, hay que preguntarse si los empresarios son eficientes, esto es, si calculan bien o mal sus posibilidades de expansión, el cupo de sus beneficios, si conocen las necesidades del mercado... y todo ello en un mundo en el que sobran actividades, productos y mano de obra, pero en el cual todos los hombres están obligados a buscarse la vida dentro de lo que sigue conociéndose como el sistema.
Al PSOE no lo ha derrotado tampoco el sistema, sino la ignorancia del pueblo español en cuanto a los medios de autodefensa: no somos una nación, no somos una república, un grupo emocionalmente cohesionado y dispuesto a persistir como tal. El lema del presente, sálvese quien pueda, es el principio mejor observado por los españoles. Por supuesto, la derecha sociosuicida, paradójicamente, nacionalista, ha pescado en ese río con éxito, pero no ha recibido el voto del convencimiento -es imposible votar a De Cospedal o a Camps por cuestiones ideológicas-, sino el voto de la corriente de aire, que unas veces huele a rosas, y otras, a pedo.
Me parece estupendo que el periodismo de izquierdas tenga tertulias todas las noches y necesite noticias crudas para ocupar cuatro horas de programa radiofónico, pero es vomitiva su insistencia en poner la lupa y el acento en qué y en cómo se debe reformar una fuerza política, sobre todo progresista.
La izquierda, como ya decía G. Lukács en 1966, no entusiasma; es muy difícil encontrar tantos y tan finos humanistas como para lograr continuamente mayorías absolutas en todas las elecciones por haber. El periodismo de izquierdas se ha inventado además una izquierda plus ultra -feminista, ecologista, multicultural, pluriétnica, global...-, pero el origen de los movimientos sociales pretendía resolver cuestiones de justicia económica aquí y ahora, para estos pobres, en primer lugar.
En mi opinión, la solución del PSOE pasa por dejar de ser guay, ya habrá tiempo para regresar a ese humanismo, y en mostrar una cara más agresiva, al menos hasta que el nivel cultural y espiritual de los españoles crezca. Ese otro abstracto, la socialdemocracia europea, también puede esperar.
Yvs Jacob
Ni siquiera un politólogo tan brillante como Fernando Vallespín termina de apuntar el problema real de la política en España, al menos en cuanto a la derrota del PSOE en las elecciones del domingo. El problema es el Partido Popular, resulta obvio, pero entre el socialismo se tiene la impresión de que no se trata de la victoria de una ideología sobre otra, una de derechas, liberal-conservadora, sobre otra de izquierdas, liberal-progresista, sino del triunfo de la nada. Es desconcertante. El Partido Popular no ha vencido por ser de derechas -una madurez tal nunca será posible en la sociedad española-, sino que su victoria se debe a una siniestra simplificación, de las muchas que operan en la cultura española. Si alguien recuerda Viva Zapata!, de Elia Kazan (1952), quizá mantenga todavía en su memoria el retrato de uno de los conceptos de riqueza más divertidos que puedan construirse: basta con estar en posesión de la máquina de hacer dólares para tener dólares. Esta visión de la riqueza, o un modo muy similar, sigue presente entre los españoles. Los españoles señalan directamente al Gobierno como causante del desempleo, y no admito ningún regate al respecto. Incluso desde el intento de una perspectiva humorística, el mensaje que se envía muchas noches a los espectadores del show de Andreu Buenafuente no difiere en nada de la inequívoca intencionalidad: Rodríguez Zapatero ha traído el desempleo. Y se puede ir más lejos.
En la Cadena Ser, en la cual se aprecia un cierto rencor por el desplazamiento sufrido al emerger un grupo en competencia por la colonización de la conciencia en el PSOE, se hizo burla de las declaraciones del ministro de Trabajo, cuando éste manifestó su solidaridad con el Movimiento 15-M.
Parece el momento de una reflexión honesta y de carácter global.
El Gobierno de la nación no es una empresa, vaya eso por delante. Ni crea ni destruye puestos de trabajo, si bien le compete buscar las mejores condiciones para que el empleo se mantenga y crezca. El ministro de Trabajo no crea puestos con las teclas de una máquina, pero es seguro que si pudiera hacerlo así, se pasaría las horas tecleando.
Subyace un problema de carácter cultural. El gobernador del Banco de España manifestó que el empresario español "tiene pánico a contratar". El empresario español no comprende el alcance de las actividades económicas dentro de un Estado; al empresario español le fascina ser jefe. Encuentra su satisfacción en crear un puesto de trabajo y pagar un salario bajo, pero deniega su responsabilidad más allá de eso: no entiende por qué debe pagar más -alta en la Seguridad Social, indemnizaciones, parte del salario que gestiona el ministerio de Trabajo como prestaciones de desempleo...-, y descarga esa incomodidad en el gobierno de turno. Sin embargo, hay que preguntarse si los empresarios son eficientes, esto es, si calculan bien o mal sus posibilidades de expansión, el cupo de sus beneficios, si conocen las necesidades del mercado... y todo ello en un mundo en el que sobran actividades, productos y mano de obra, pero en el cual todos los hombres están obligados a buscarse la vida dentro de lo que sigue conociéndose como el sistema.
Al PSOE no lo ha derrotado tampoco el sistema, sino la ignorancia del pueblo español en cuanto a los medios de autodefensa: no somos una nación, no somos una república, un grupo emocionalmente cohesionado y dispuesto a persistir como tal. El lema del presente, sálvese quien pueda, es el principio mejor observado por los españoles. Por supuesto, la derecha sociosuicida, paradójicamente, nacionalista, ha pescado en ese río con éxito, pero no ha recibido el voto del convencimiento -es imposible votar a De Cospedal o a Camps por cuestiones ideológicas-, sino el voto de la corriente de aire, que unas veces huele a rosas, y otras, a pedo.
Me parece estupendo que el periodismo de izquierdas tenga tertulias todas las noches y necesite noticias crudas para ocupar cuatro horas de programa radiofónico, pero es vomitiva su insistencia en poner la lupa y el acento en qué y en cómo se debe reformar una fuerza política, sobre todo progresista.
La izquierda, como ya decía G. Lukács en 1966, no entusiasma; es muy difícil encontrar tantos y tan finos humanistas como para lograr continuamente mayorías absolutas en todas las elecciones por haber. El periodismo de izquierdas se ha inventado además una izquierda plus ultra -feminista, ecologista, multicultural, pluriétnica, global...-, pero el origen de los movimientos sociales pretendía resolver cuestiones de justicia económica aquí y ahora, para estos pobres, en primer lugar.
En mi opinión, la solución del PSOE pasa por dejar de ser guay, ya habrá tiempo para regresar a ese humanismo, y en mostrar una cara más agresiva, al menos hasta que el nivel cultural y espiritual de los españoles crezca. Ese otro abstracto, la socialdemocracia europea, también puede esperar.
Yvs Jacob
miércoles, 25 de mayo de 2011
Il Bolognese se pasa a la crítica literaria. ¡Maldito genio polifacético!
Por fin he podido leer el texto ganador del I Certamen "María Zambrano" de ensayo breve filosófico-literario de la facultad de Filosofía de la UCM. Mientras componía el que yo presenté, mi mayor preocupación era escribir algo cuya lectura pudiese avergonzar a los lectores -este severo principio habría librado a la historia de la literatura de muchos excesos, y yo propongo que no se descuide.
Personalmente, encuentro La insoportable gracilidad del androide una obrita bastante mala. Ya sólo el título anuncia que su autor se quedará muy lejos de cumplir con los objetivos, esto es, ni filosofa ni poetiza, se mantiene en un plano elementalísimo de la cuestión -realidad y ficción-, como un escolar que digiere mal sus precipitados apuntes, y resulta, muy a pesar del nutrido complejo de alusiones, en un ejercicio de analogía, la temible y afilosófica analogía, si no en reactivo abigarramiento que pone al alma al borde del vómito. La muy conocida fórmula para que algo parezca lo que no es: dar la impresión de que se comprende aquello acerca de lo cual se escribe, es decir, llamar a cualquier cosa poesía.
Muy poco se puede expresar hoy en filosofía con términos tales: juguetería, marioneta, androide, tiovivo... Por otra parte, culpablemente; he aquí una palabra imposible, en verdad, una entre las más feas.
Y qué decir de la expresión por el mismo precio, que aparte de ignorarse a qué hace referencia el autor, incompatible es de todo punto con el vuelo poético que busca en su texto.
Diré todavía que no soporto los plurales: habríamos, sabemos, debiéramos, grabaríamos... Ni soporto que se arrimen los poetillas a Franz Kafka, a quien Occidente debe colgar de una vez la dignidad de plasta, que mucho lo es, pero nada me duele más que una cita de Platón en vano. En su caverna, perfectamente pueden hallarse hombres que no saben en qué consiste el ser, pero no son por ello marionetas; no están unos hombres en la caverna porque otros los han encerrado allí, sino porque nadie ha acudido a rescatarlos. Cierto es que con La insoportable gracilidad del androide seguirán viendo sombras, y tendrán que esperar de los dioses otro de sus enviados.
Yo he hecho todo cuanto he podido.
No me queda más que felicitar al autor: parece persona leída. Echo en falta, sí, una cita de Walter Benjamin, que siempre te recupera un plato a medio cocinar. (Y ya está bien de referir, cual neófito, la anécdota acerca del origen lingüístico de la metafísica, que no por ese accidente deja de interrogarse la ontología a propósito de la esencia de lo real).
Le animo, por último, con una nota que incluyó uno de mis profesores hace años al final de un ensayito que bien me valió un sobresaliente en la UCM: "Muy interesante este puzzle".
Yvs Jacob
Personalmente, encuentro La insoportable gracilidad del androide una obrita bastante mala. Ya sólo el título anuncia que su autor se quedará muy lejos de cumplir con los objetivos, esto es, ni filosofa ni poetiza, se mantiene en un plano elementalísimo de la cuestión -realidad y ficción-, como un escolar que digiere mal sus precipitados apuntes, y resulta, muy a pesar del nutrido complejo de alusiones, en un ejercicio de analogía, la temible y afilosófica analogía, si no en reactivo abigarramiento que pone al alma al borde del vómito. La muy conocida fórmula para que algo parezca lo que no es: dar la impresión de que se comprende aquello acerca de lo cual se escribe, es decir, llamar a cualquier cosa poesía.
Muy poco se puede expresar hoy en filosofía con términos tales: juguetería, marioneta, androide, tiovivo... Por otra parte, culpablemente; he aquí una palabra imposible, en verdad, una entre las más feas.
Y qué decir de la expresión por el mismo precio, que aparte de ignorarse a qué hace referencia el autor, incompatible es de todo punto con el vuelo poético que busca en su texto.
Diré todavía que no soporto los plurales: habríamos, sabemos, debiéramos, grabaríamos... Ni soporto que se arrimen los poetillas a Franz Kafka, a quien Occidente debe colgar de una vez la dignidad de plasta, que mucho lo es, pero nada me duele más que una cita de Platón en vano. En su caverna, perfectamente pueden hallarse hombres que no saben en qué consiste el ser, pero no son por ello marionetas; no están unos hombres en la caverna porque otros los han encerrado allí, sino porque nadie ha acudido a rescatarlos. Cierto es que con La insoportable gracilidad del androide seguirán viendo sombras, y tendrán que esperar de los dioses otro de sus enviados.
Yo he hecho todo cuanto he podido.
No me queda más que felicitar al autor: parece persona leída. Echo en falta, sí, una cita de Walter Benjamin, que siempre te recupera un plato a medio cocinar. (Y ya está bien de referir, cual neófito, la anécdota acerca del origen lingüístico de la metafísica, que no por ese accidente deja de interrogarse la ontología a propósito de la esencia de lo real).
Le animo, por último, con una nota que incluyó uno de mis profesores hace años al final de un ensayito que bien me valió un sobresaliente en la UCM: "Muy interesante este puzzle".
Yvs Jacob
martes, 24 de mayo de 2011
¿Qué será de las estrellitas de la Puerta del Sol cuando el festival de primavera eche el cierre?
Quise titular esta entrada ¿Qué pensaría G. Lukács del Movimiento 15-M?, pero es evidente que tiene muchísima menos gracia. (G. Lukács, teórico marxista de tercera generación que se cuestiona las posibilidades de éxito de la praxis cuando su dirección es estrictamente pacífica).
Paso a diario por la Puerta del Sol para ver qué se cuece. Son siempre los mismos individuos quienes se dirigen a los demás con el megáfono. El megáfono es como la caracola en El señor de las moscas: quien lo tiene, además del turno y la voz, tiene el poder de orientar a los demás con la palabra, pero si es siempre uno quien habla desde el megáfono, entonces no hay apenas diferencia con otras formas de pantomima y de analfabetismo político. Al ver a estos jóvenes -y tanto que lo son- que juegan a comunicar el pensamiento, el Movimiento 15-M se me presenta más festivo que eficaz, y no deposito en él la menor fe.
Tengo la inequívoca impresión de que, igual que los representantes políticos en las instituciones legislativas y de gobierno han perdido el vínculo con los que la propaganda del mundo editorial ha bautizado como indignados, tampoco estoy yo representado en las proclamas de esa parte de la juventud española, por más que me considero joven, sensato y de izquierdas. Aparte del abigarramiento de las libertades sociales -hay gritos contra todas las cosas: ley Sinde, ley antitabaco, leyes de inmigración, leyes sobre medicamentos...-, que no es más que confusión respecto de lo que supone vivir en sociedad, me ha proporcionado un artículo del profesor Carlos Fernández Liria un motivo todavía más firme para distanciarme de la izquierda que se atribuye la pureza del humanismo racional en una acampada urbana. En Algunos somos comunistas se expresa lo que otros -que no somos comunistas- intuimos apenas poner un pie en la plaza: existe una izquierda que vive instalada en las nubes por mucho que se pretenda empeñada en resolver los problemas de la realidad, una izquierda que colonizó, si es que no impulsó, el Movimiento 15-M. Yo la he llamado en ocasiones la izquierda guay. Aunque guay, es preferible su existencia al mundo que resultaría si el horizonte de la libertad y de los derechos humanos desapareciese. No obstante, esta izquierda guay se encuentra preferentemente dentro del PSOE, su izquierda a la izquierda, porque la izquierda fuera de esta formación sólo cabe identificarla bajo el título de comunismo -imposible, claro, el comunismo libertario. Aquí hay detenerse.
Me alegra infinitamente que Fernández Liria cite la conferencia del profesor José Luis Pardo acerca de la nueva izquierda y su intento de echar un velo de deformidad sobre el viejo comunismo, para afirmar que el comunismo auténtico es todavía posible, puesto que jamás ha existido. Fernández Liria, a quien no vi en la conferencia, y a quien, por lo demás, tampoco Pardo incluye en la nómina de las estrellitas new left -Negri, Rancière, Badiou... y se le echaba en falta-, manifestó en su Educación para la ciudadanía algo similar: el comunismo nunca ha sido posible porque siempre ha fallado en su vertebración el concepto de la libertad. No obstante, y éste era el tema preciso de la conferencia de José Luis Pardo, qué hacer con los experimentos fallidos -Rusia, Corea, China, Cuba...-; quién o qué debe cargar con ellos, o lo que es igual: ¿puede alguien ser comunista e ignorar lo que ha sucedido en la historia en nombre del comunismo? Yo salí de la conferencia convencido del siguiente y divertido pensamiento: debe de haber muy pocos comunistas comunistas. (Dígase también que el libre mercado, cuando estricto capitalismo, ha cometido y comete sus propios crímenes).
Acepto la modificación de la ley electoral si con ello IU, por ejemplo, obtiene en el Parlamento una representación más acorde con el número de votos que recibe, incluso si el PSOE debe ser sacrificado; acepto además que las listas sean abiertas, porque me interesa conocer al candidato de mi distrito para exigirle todo su esfuerzo, y prescindir de él cuando no defiende mis intereses; acepto prohibir la inclusión en listas de cualquier imputado en un caso de corrupción política y muchas otras reclamaciones cabales. Ahora bien, otras se elevan estos días que son puro disparate, y que sólo dentro de una revolución internacional de siglos podrían convertirse en tímida realidad -el ejemplo más claro es la posición de la izquierda guay respecto de la inmigración en un mundo global que interpreta los recursos en términos de capital o deuda.
He advertido además la confusión que alimentan algunos tertulianos radiofónicos y televisivos, también muy guays, respecto de la organización del movimiento y la eficacia que suponen deriva del mismo. Propongo atender a este principio: organización no es eficacia. El festival de la Puerta del Sol está bien organizado, cierto, y respecto de otros festivales, sólo se echa de menos la sección de peluquería, donde hacerse unos rastas. Sin embargo, la eficacia es algo bien distinto, y tanto lo es, que, por ejemplo, se ha perdido una muy buena ocasión, con la derrota del PSOE en las elecciones del 22 de mayo, de aprovechar un cauce para que lo que quiera que sea que unos jóvenes propongan llegue al lugar donde las reformas se hacen realidad. Los indignados deben ser conscientes de ello: no es lo mismo una revolución en cautividad, como ocupar una plaza para los medios de comunicación, que transformar la realidad socioeconómica mediante los instrumentos adecuados, y sobre todo si la lucha es sólo pacífica.
Tras varios días de observaciones, llego a la conclusión de que muy pocos de los asistentes a las charlas y asambleas comprenden la profundidad y la gravedad del momento. La cuestión es mucho más que un cambio en el sistema, signifique el término lo que se quiera, la cuestión es un cambio respecto de las propias actitudes individuales en relación con el mundo. Sólo el sábado por la mañana encontré un pequeño grupo que instaba a seguir un estilo de vida sostenible, lo que ataca tanto a la producción como al consumo, a la economía y a la psicología. Sin embargo, al anochecer, cuando el festival se convierte en fiesta, chinos y paquistaníes penetraban la masa para proveerla de latas de cerveza. La imagen era deplorable. Era la misma tristeza, la misma e irresistible esclavitud que se percibe los días en que no hay lucha abierta.
Quiero insistir en lo siguiente: es cierto que el sistema ha fallado, el sistema deja fuera del mundo a quienes no necesita, pero también la sociedad ha encontrado su nicho en la exclusión, en la pereza, en el falso bienestar, en la seducción de la mercancía, en la negligencia de la política. El movimiento fracasará porque es más de lo mismo: todos allí teníamos nuestra cámara Nikon en la mano, nuestra camiseta serigrafiada para el momento; en los puestos de comida, se amontonaban, comprados o donados, paquetes de alimentos de producción industrial, y de nada sirve un simbólico huerto si no sabemos cómo cuidar de nuestro jardín.
Yvs Jacob
Paso a diario por la Puerta del Sol para ver qué se cuece. Son siempre los mismos individuos quienes se dirigen a los demás con el megáfono. El megáfono es como la caracola en El señor de las moscas: quien lo tiene, además del turno y la voz, tiene el poder de orientar a los demás con la palabra, pero si es siempre uno quien habla desde el megáfono, entonces no hay apenas diferencia con otras formas de pantomima y de analfabetismo político. Al ver a estos jóvenes -y tanto que lo son- que juegan a comunicar el pensamiento, el Movimiento 15-M se me presenta más festivo que eficaz, y no deposito en él la menor fe.
Tengo la inequívoca impresión de que, igual que los representantes políticos en las instituciones legislativas y de gobierno han perdido el vínculo con los que la propaganda del mundo editorial ha bautizado como indignados, tampoco estoy yo representado en las proclamas de esa parte de la juventud española, por más que me considero joven, sensato y de izquierdas. Aparte del abigarramiento de las libertades sociales -hay gritos contra todas las cosas: ley Sinde, ley antitabaco, leyes de inmigración, leyes sobre medicamentos...-, que no es más que confusión respecto de lo que supone vivir en sociedad, me ha proporcionado un artículo del profesor Carlos Fernández Liria un motivo todavía más firme para distanciarme de la izquierda que se atribuye la pureza del humanismo racional en una acampada urbana. En Algunos somos comunistas se expresa lo que otros -que no somos comunistas- intuimos apenas poner un pie en la plaza: existe una izquierda que vive instalada en las nubes por mucho que se pretenda empeñada en resolver los problemas de la realidad, una izquierda que colonizó, si es que no impulsó, el Movimiento 15-M. Yo la he llamado en ocasiones la izquierda guay. Aunque guay, es preferible su existencia al mundo que resultaría si el horizonte de la libertad y de los derechos humanos desapareciese. No obstante, esta izquierda guay se encuentra preferentemente dentro del PSOE, su izquierda a la izquierda, porque la izquierda fuera de esta formación sólo cabe identificarla bajo el título de comunismo -imposible, claro, el comunismo libertario. Aquí hay detenerse.
Me alegra infinitamente que Fernández Liria cite la conferencia del profesor José Luis Pardo acerca de la nueva izquierda y su intento de echar un velo de deformidad sobre el viejo comunismo, para afirmar que el comunismo auténtico es todavía posible, puesto que jamás ha existido. Fernández Liria, a quien no vi en la conferencia, y a quien, por lo demás, tampoco Pardo incluye en la nómina de las estrellitas new left -Negri, Rancière, Badiou... y se le echaba en falta-, manifestó en su Educación para la ciudadanía algo similar: el comunismo nunca ha sido posible porque siempre ha fallado en su vertebración el concepto de la libertad. No obstante, y éste era el tema preciso de la conferencia de José Luis Pardo, qué hacer con los experimentos fallidos -Rusia, Corea, China, Cuba...-; quién o qué debe cargar con ellos, o lo que es igual: ¿puede alguien ser comunista e ignorar lo que ha sucedido en la historia en nombre del comunismo? Yo salí de la conferencia convencido del siguiente y divertido pensamiento: debe de haber muy pocos comunistas comunistas. (Dígase también que el libre mercado, cuando estricto capitalismo, ha cometido y comete sus propios crímenes).
Acepto la modificación de la ley electoral si con ello IU, por ejemplo, obtiene en el Parlamento una representación más acorde con el número de votos que recibe, incluso si el PSOE debe ser sacrificado; acepto además que las listas sean abiertas, porque me interesa conocer al candidato de mi distrito para exigirle todo su esfuerzo, y prescindir de él cuando no defiende mis intereses; acepto prohibir la inclusión en listas de cualquier imputado en un caso de corrupción política y muchas otras reclamaciones cabales. Ahora bien, otras se elevan estos días que son puro disparate, y que sólo dentro de una revolución internacional de siglos podrían convertirse en tímida realidad -el ejemplo más claro es la posición de la izquierda guay respecto de la inmigración en un mundo global que interpreta los recursos en términos de capital o deuda.
He advertido además la confusión que alimentan algunos tertulianos radiofónicos y televisivos, también muy guays, respecto de la organización del movimiento y la eficacia que suponen deriva del mismo. Propongo atender a este principio: organización no es eficacia. El festival de la Puerta del Sol está bien organizado, cierto, y respecto de otros festivales, sólo se echa de menos la sección de peluquería, donde hacerse unos rastas. Sin embargo, la eficacia es algo bien distinto, y tanto lo es, que, por ejemplo, se ha perdido una muy buena ocasión, con la derrota del PSOE en las elecciones del 22 de mayo, de aprovechar un cauce para que lo que quiera que sea que unos jóvenes propongan llegue al lugar donde las reformas se hacen realidad. Los indignados deben ser conscientes de ello: no es lo mismo una revolución en cautividad, como ocupar una plaza para los medios de comunicación, que transformar la realidad socioeconómica mediante los instrumentos adecuados, y sobre todo si la lucha es sólo pacífica.
Tras varios días de observaciones, llego a la conclusión de que muy pocos de los asistentes a las charlas y asambleas comprenden la profundidad y la gravedad del momento. La cuestión es mucho más que un cambio en el sistema, signifique el término lo que se quiera, la cuestión es un cambio respecto de las propias actitudes individuales en relación con el mundo. Sólo el sábado por la mañana encontré un pequeño grupo que instaba a seguir un estilo de vida sostenible, lo que ataca tanto a la producción como al consumo, a la economía y a la psicología. Sin embargo, al anochecer, cuando el festival se convierte en fiesta, chinos y paquistaníes penetraban la masa para proveerla de latas de cerveza. La imagen era deplorable. Era la misma tristeza, la misma e irresistible esclavitud que se percibe los días en que no hay lucha abierta.
Quiero insistir en lo siguiente: es cierto que el sistema ha fallado, el sistema deja fuera del mundo a quienes no necesita, pero también la sociedad ha encontrado su nicho en la exclusión, en la pereza, en el falso bienestar, en la seducción de la mercancía, en la negligencia de la política. El movimiento fracasará porque es más de lo mismo: todos allí teníamos nuestra cámara Nikon en la mano, nuestra camiseta serigrafiada para el momento; en los puestos de comida, se amontonaban, comprados o donados, paquetes de alimentos de producción industrial, y de nada sirve un simbólico huerto si no sabemos cómo cuidar de nuestro jardín.
Yvs Jacob
lunes, 23 de mayo de 2011
Los españoles se muestran a sí mismos -y al resto del mundo- lo burros que son
No estoy dispuesto a admitir que la soberanía del pueblo sea alguna forma de razón incuestionable: si los españoles fuesen de verdad el pueblo responsable que con hipocresía alaba ahora el Partido Popular, mucho mejor les habría ido desde tiempo atrás. Lo que ha quedado claro tras las elecciones autonómicas y locales del 22 de mayo es que los españoles son igual de burros y analfabetos que el día anterior.
Para empezar, ni siquiera han comprendido qué se votaba, qué se elegía, ni qué supone votar o elegir. Votar es decir Sí o No a infinidad de cosas que afectan a la vida diaria, aspectos que caben directamente, en las elecciones autonómicas y locales, bajo la dirección de individuos bien identificados, cuyas dificultades para realizar con éxito la tarea que les encomienda la sociedad, y que ellos afrontan con más ego que capacidad, apenas depende de la relación económica que se establezca con la Administración central. Quien no admita esto, miente como un bellaco. Todos los gobiernos locales y autonómicos pueden hacer aquello que está dentro de las posibilidades reales de una gestión responsable y racional, y si quieren ir más allá, será sólo porque gestionan mal, porque emplean sus recursos donde o como no corresponde, en relación con el conjunto.
Esto era de verdad lo importante: quién será el presidente de mi Autonomía, el alcalde de mi municipio, precisamente lo que han pasado por alto los inteligentísimos votantes españoles.
Viene ahora el problema permanente en que se ha convertido el Partido Popular. Alberto Ruiz-Gallardón nos dio y se regaló él mismo un discursito de gloria que terminó con una singular confesión: se iba a poner a trabajar inmediatamente para resolver el problema del desempleo, lo que más preocupa a los ciudadanos. Claro, cinco mayorías absolutas -cuatro ejercicios- y nunca se había dedicado nuestro gestor municipal -detesto llamar políticos a los dirigentes del Partido Popular- a resolver ese problema, sino que era necesario aguardar hasta ahora, después de las elecciones. Qué extraño sentido de la prioridad y de la urgencia.
Y entonces apareció Esperanza Aguirre en el balcón para pedir a Rodríguez Zapatero que abandonase el gobierno, para que la agonía no durase más. Esta pésima gestora de los recursos públicos, que tiene por capricho aideológico a tantos y tantos licenciados de segundo grado y de postgrado en paro en Madrid, a tantos aprobados en las oposiciones de educación sin plaza ni opciones de encontrar un trabajo intelectual y digno, acorde con la formación universitaria de la juventud actual, se atreve a hablar de agonía provocada por otros.
Lo más triste es que los madrileños en particular, pero todos los españoles, no alcancen a comprender lo nefasto de entregar a un grupo político con el Partido Popular gobiernos a los cuales ninguna oposición puede reducir, debido a las mayorías tan amplias que salen de las urnas. Esto es cualquier cosa menos una manifestación u objetivación de la inteligencia de los españoles, a menos que su inteligencia no sea la de los alcornoques.
Hoy sólo puedo sentir que pertenezco al mismo pueblo mediocre al que pertenecía ayer, y no es una sorpresa en absoluto. Y duele incluso más la paradoja de que unos ingenuos clamen por la democracia real, ajenos a la política de las instituciones, y entreguen los demás su voto a un partido letal de la derecha que no hace otro esfuerzo que el de faltar al respeto continuamente a quienes le votan y a todos los demás.
No, el pueblo español, digan lo que digan los adoradores de tertulia, no tiene la razón ni sabe cuidar de sí mismo. Lo que sí tiene es un magnífico superávit de burros y bestias. ¡Ay!
Yvs Jacob
Para empezar, ni siquiera han comprendido qué se votaba, qué se elegía, ni qué supone votar o elegir. Votar es decir Sí o No a infinidad de cosas que afectan a la vida diaria, aspectos que caben directamente, en las elecciones autonómicas y locales, bajo la dirección de individuos bien identificados, cuyas dificultades para realizar con éxito la tarea que les encomienda la sociedad, y que ellos afrontan con más ego que capacidad, apenas depende de la relación económica que se establezca con la Administración central. Quien no admita esto, miente como un bellaco. Todos los gobiernos locales y autonómicos pueden hacer aquello que está dentro de las posibilidades reales de una gestión responsable y racional, y si quieren ir más allá, será sólo porque gestionan mal, porque emplean sus recursos donde o como no corresponde, en relación con el conjunto.
Esto era de verdad lo importante: quién será el presidente de mi Autonomía, el alcalde de mi municipio, precisamente lo que han pasado por alto los inteligentísimos votantes españoles.
Viene ahora el problema permanente en que se ha convertido el Partido Popular. Alberto Ruiz-Gallardón nos dio y se regaló él mismo un discursito de gloria que terminó con una singular confesión: se iba a poner a trabajar inmediatamente para resolver el problema del desempleo, lo que más preocupa a los ciudadanos. Claro, cinco mayorías absolutas -cuatro ejercicios- y nunca se había dedicado nuestro gestor municipal -detesto llamar políticos a los dirigentes del Partido Popular- a resolver ese problema, sino que era necesario aguardar hasta ahora, después de las elecciones. Qué extraño sentido de la prioridad y de la urgencia.
Y entonces apareció Esperanza Aguirre en el balcón para pedir a Rodríguez Zapatero que abandonase el gobierno, para que la agonía no durase más. Esta pésima gestora de los recursos públicos, que tiene por capricho aideológico a tantos y tantos licenciados de segundo grado y de postgrado en paro en Madrid, a tantos aprobados en las oposiciones de educación sin plaza ni opciones de encontrar un trabajo intelectual y digno, acorde con la formación universitaria de la juventud actual, se atreve a hablar de agonía provocada por otros.
Lo más triste es que los madrileños en particular, pero todos los españoles, no alcancen a comprender lo nefasto de entregar a un grupo político con el Partido Popular gobiernos a los cuales ninguna oposición puede reducir, debido a las mayorías tan amplias que salen de las urnas. Esto es cualquier cosa menos una manifestación u objetivación de la inteligencia de los españoles, a menos que su inteligencia no sea la de los alcornoques.
Hoy sólo puedo sentir que pertenezco al mismo pueblo mediocre al que pertenecía ayer, y no es una sorpresa en absoluto. Y duele incluso más la paradoja de que unos ingenuos clamen por la democracia real, ajenos a la política de las instituciones, y entreguen los demás su voto a un partido letal de la derecha que no hace otro esfuerzo que el de faltar al respeto continuamente a quienes le votan y a todos los demás.
No, el pueblo español, digan lo que digan los adoradores de tertulia, no tiene la razón ni sabe cuidar de sí mismo. Lo que sí tiene es un magnífico superávit de burros y bestias. ¡Ay!
Yvs Jacob
viernes, 20 de mayo de 2011
Esperanza Aguirre se empeña en crear un clima de guerra civil
Pero es que no puede haber individuo más nefasto en la política española. Una vez más, a la simplona de la Espe la engañan los pseudo medios de comunicación de la ultraderecha, que se sirven de ella para envenenar a la sociedad española con licores diabólicos del pasado.
No se quiere enterar la Espe de que la revuelta en marcha, aunque ingenua en sus grandes objetivos, busca librar a la política de la suciedad a la cual fue una vez abandonada por la misma ciudadanía que ahora se manifiesta, suciedad en la que proliferaron los aventureros analfabetos, entre los que la Espe se encuentra.
No se quiere enterar la Espe de que le piden que se marche de una vez, no se entera del mensaje: su gestión no tiene nada que ofrecer más que ahondar en el desastre.
Igual que en el Partido Popular se han dado cuenta del servicio que han prestado al mundo abertzale vasco, cuyos legítimos representantes políticos obtendrán en las elecciones locales más éxito del que jamás habían logrado antes, y todo gracias a la eficacísima campaña dirigida por Jaime Mayor Oreja, caen ahora en la cuenta sus dirigentes de que con el boicot a todas las iniciativas del Gobierno la estrategia misma se ha vuelto contra ellos. Se arrepiente ahora la Espe de haber jugado con fuego, de haber frenado leyes que hubiesen creado puestos de trabajo, se arrepiente de haber arruinado la educación pública con la reducción de plazas en las convocatorias de oposiciones y con el recorte de puestos. ¿Y todavía piensa que la culpa es de otros?
¡Cómo nos vamos a reír el domingo por la noche! ¡La cosa pinta mucho mejor de lo que podía esperarse!
¡Espe, vete ya! Tus declaraciones guerracivilistas no son propias de ningún político con dignidad. Déjanos en paz. Márchate a casita con tu estupidez y bórdate unos calcetines nuevos.
Yvs Jacob
No se quiere enterar la Espe de que la revuelta en marcha, aunque ingenua en sus grandes objetivos, busca librar a la política de la suciedad a la cual fue una vez abandonada por la misma ciudadanía que ahora se manifiesta, suciedad en la que proliferaron los aventureros analfabetos, entre los que la Espe se encuentra.
No se quiere enterar la Espe de que le piden que se marche de una vez, no se entera del mensaje: su gestión no tiene nada que ofrecer más que ahondar en el desastre.
Igual que en el Partido Popular se han dado cuenta del servicio que han prestado al mundo abertzale vasco, cuyos legítimos representantes políticos obtendrán en las elecciones locales más éxito del que jamás habían logrado antes, y todo gracias a la eficacísima campaña dirigida por Jaime Mayor Oreja, caen ahora en la cuenta sus dirigentes de que con el boicot a todas las iniciativas del Gobierno la estrategia misma se ha vuelto contra ellos. Se arrepiente ahora la Espe de haber jugado con fuego, de haber frenado leyes que hubiesen creado puestos de trabajo, se arrepiente de haber arruinado la educación pública con la reducción de plazas en las convocatorias de oposiciones y con el recorte de puestos. ¿Y todavía piensa que la culpa es de otros?
¡Cómo nos vamos a reír el domingo por la noche! ¡La cosa pinta mucho mejor de lo que podía esperarse!
¡Espe, vete ya! Tus declaraciones guerracivilistas no son propias de ningún político con dignidad. Déjanos en paz. Márchate a casita con tu estupidez y bórdate unos calcetines nuevos.
Yvs Jacob
jueves, 19 de mayo de 2011
"La Espe" se hace un lío con la Puerta del Sol
Una razón principalísima por la cual nunca debería votarse al Partido Popular es el descaro con que sus candidatos convierten la política en un modo de vida. Habida cuenta que desde la perspectiva ideológica la derecha española no representa más que a la barbarie, que no es con propiedad una ideología, sino la ausencia de toda ideología, por el carácter primario, casi instintivo de sus apelaciones contra toda razón social, el Partido Popular, al no tener nada que ofrecer, carece también de teóricos, puesto que dejarse llevar y no hacer nada son actitudes de muy difícil comunicación política. No obstante, al contrario de lo que harían las personas con dignidad, esto es, en lugar de dirigir los asuntos que caen bajo la responsabilidad de los gobernantes del Partido Popular hacia un modelo de gestión eficiente, optan éstos por dirigirse ellos mismos hacia un modo de vida, el del representante político que ni representa ni hace política, si bien no hay evento, por muy patético que sea su concurso, en que no se deje ver el gobernante del Partido Popular con la ilusión de acudir en nombre de los ciudadanos. Yo le he dicho a la Espe ya en múltiples ocasiones lo mismo que dijeron los alemanes a sus gobernantes cuando propusieron el rearme a mediados de los 60: que no cuente conmigo.
Ayer pudimos constatar los madrileños de bien que la Espe se había hecho otro lío de los suyos. Pedía a los manifestantes indignados de la Puerta del Sol que se marchasen a La Moncloa. Claro, la Espe, que al igual que todos los miembros del Partido Popular piensa que la democracia es el proceso de meter en una urna un sobrecito con el nombre de la condesa consorte, estaba molesta por la ocupación de su espacio. Así entiende la Espe su poder como gobernante democrático, es decir, que no entiende nada de nada. Estaba molesta, pobrecita, por la invasión de su sede, del espacio de ésta y de su extensión, pero resulta que los gobernantes en democracia no son príncipes ni princesas, y no tienen lugares ni edificios en propiedad, sino para la representación y el gobierno, que tampoco es obra de Dios, sino de los hombres.
Pobrecita la Espe; ella creía que la sede de la Comunidad era suya. Claro, cuando uno pertenece a una familia que colecciona tierras y propiedades... es fácil hacerse un lío.
Toda esta buena gente que anda enfurruñada con la clase política, y que no se manifestaba cuando tenía dinerito en los bolsillos, por mucho que el mundo entonces fuese la misma mierda que hoy, ni hiciese nada que no abocase a la realidad social a lo que es ahora mismo, esta buena gente cuenta con una ocasión de excepción para librarnos a todos de los políticos más nefastos, aquellos que se acercan a la gestión de los recursos y del país sin otro apetito que satisfacer sus propios delirios de aristocracia provinciana.
Votad a la izquierda democrática y pedidle agallas. El primer paso es coger la escoba con la mano.
(Y mañana en Basuragurú: Nace "Reachiona", movimiento ciudadano contra las tiendas de chinos).
Yvs Jacob
Ayer pudimos constatar los madrileños de bien que la Espe se había hecho otro lío de los suyos. Pedía a los manifestantes indignados de la Puerta del Sol que se marchasen a La Moncloa. Claro, la Espe, que al igual que todos los miembros del Partido Popular piensa que la democracia es el proceso de meter en una urna un sobrecito con el nombre de la condesa consorte, estaba molesta por la ocupación de su espacio. Así entiende la Espe su poder como gobernante democrático, es decir, que no entiende nada de nada. Estaba molesta, pobrecita, por la invasión de su sede, del espacio de ésta y de su extensión, pero resulta que los gobernantes en democracia no son príncipes ni princesas, y no tienen lugares ni edificios en propiedad, sino para la representación y el gobierno, que tampoco es obra de Dios, sino de los hombres.
Pobrecita la Espe; ella creía que la sede de la Comunidad era suya. Claro, cuando uno pertenece a una familia que colecciona tierras y propiedades... es fácil hacerse un lío.
Toda esta buena gente que anda enfurruñada con la clase política, y que no se manifestaba cuando tenía dinerito en los bolsillos, por mucho que el mundo entonces fuese la misma mierda que hoy, ni hiciese nada que no abocase a la realidad social a lo que es ahora mismo, esta buena gente cuenta con una ocasión de excepción para librarnos a todos de los políticos más nefastos, aquellos que se acercan a la gestión de los recursos y del país sin otro apetito que satisfacer sus propios delirios de aristocracia provinciana.
Votad a la izquierda democrática y pedidle agallas. El primer paso es coger la escoba con la mano.
(Y mañana en Basuragurú: Nace "Reachiona", movimiento ciudadano contra las tiendas de chinos).
Yvs Jacob
miércoles, 18 de mayo de 2011
Esperanza Aguirre alcanza a Francisco Camps en la carrera del gobernante más burro de España
En otra competición existente, son los valencianos quienes pujan fuerte porque en España se los reconozco como los ciudadanos más idiotas. La verdad es que han sacado ya una ventaja imposible de acortar, luego la victoria será, con seguridad, para ellos. Me perdonarán si no les felicito; los idiotas me dan pena, y no alegría.
Como siempre sucede, negar la realidad sirve de muy poco. Francisco Camps está podrido, se aprecia un día tras otro en su discurso, ha perdido, además del juicio, cualquier capacidad para el gobierno, y si éste ya era mediocre cuando la sociedad española desconocía el fango de la corrupción en Valencia, después de las elecciones, si es que consigue Camps una mayoría incluso más contundente, el daño para la salud democrática no habrá forma pacífica de subsanarlo.
Y por aquí aparece la Espe. Mira que la Espe nos está jodiendo bien. Es el misterio nacional por excelencia, que debería ser estudiado por especialistas del MIT: cómo un individuo tan ignorante como la Espe, sin ninguna virtud para el gobierno democrático, se alza con la presidencia de la principal división administrativa de un Estado. Yo creo que sólo por eso tendría que aparecer en las enciclopedias. El ascenso de la condesa consorte a una de las cimas de la gestión pública en España produce un escalofrío de muchos amperios cuando se piensa en la miseria de la política española y en su sociedad de analfabetos.
Tengo que decir que cualquier votante todavía indeciso que, tras escuchar a la Espe cargar sobre los hombros del socialismo español el desmán de Dominique Strauss-Kahn, haya resuelto dar su apoyo al Partido Popular sólo puede un gilipollas integral, al que no cabe tratar con respeto intelectual.
La situación que vive la sociedad española en insostenible, cierto, pero son los fanáticos votantes de la derecha, y toda la masa ingenua que vota sin conciencia, los que deben caer en la cuenta de que el Partido Popular necesita una medicina urgente; sus dirigentes no entienden la esencia de la democracia y están obsesionados por el poder, que no existe en democracia, sino el gobierno de lo público, y lo público, como la realidad, es compleja, se compone de múltiples discursos y partes reconocibles.
No podemos tolerar por más tiempo ni sus formas ni su locura: el Partido Popular no está preparado para las tareas de gobierno.
El 22 de mayo, haz, por primera vez en tu vida, algo bueno por tus compatriotas: vota a la izquierda democrática. Tristemente, quizá, no hay más cojones.
Yvs Jacob
Como siempre sucede, negar la realidad sirve de muy poco. Francisco Camps está podrido, se aprecia un día tras otro en su discurso, ha perdido, además del juicio, cualquier capacidad para el gobierno, y si éste ya era mediocre cuando la sociedad española desconocía el fango de la corrupción en Valencia, después de las elecciones, si es que consigue Camps una mayoría incluso más contundente, el daño para la salud democrática no habrá forma pacífica de subsanarlo.
Y por aquí aparece la Espe. Mira que la Espe nos está jodiendo bien. Es el misterio nacional por excelencia, que debería ser estudiado por especialistas del MIT: cómo un individuo tan ignorante como la Espe, sin ninguna virtud para el gobierno democrático, se alza con la presidencia de la principal división administrativa de un Estado. Yo creo que sólo por eso tendría que aparecer en las enciclopedias. El ascenso de la condesa consorte a una de las cimas de la gestión pública en España produce un escalofrío de muchos amperios cuando se piensa en la miseria de la política española y en su sociedad de analfabetos.
Tengo que decir que cualquier votante todavía indeciso que, tras escuchar a la Espe cargar sobre los hombros del socialismo español el desmán de Dominique Strauss-Kahn, haya resuelto dar su apoyo al Partido Popular sólo puede un gilipollas integral, al que no cabe tratar con respeto intelectual.
La situación que vive la sociedad española en insostenible, cierto, pero son los fanáticos votantes de la derecha, y toda la masa ingenua que vota sin conciencia, los que deben caer en la cuenta de que el Partido Popular necesita una medicina urgente; sus dirigentes no entienden la esencia de la democracia y están obsesionados por el poder, que no existe en democracia, sino el gobierno de lo público, y lo público, como la realidad, es compleja, se compone de múltiples discursos y partes reconocibles.
No podemos tolerar por más tiempo ni sus formas ni su locura: el Partido Popular no está preparado para las tareas de gobierno.
El 22 de mayo, haz, por primera vez en tu vida, algo bueno por tus compatriotas: vota a la izquierda democrática. Tristemente, quizá, no hay más cojones.
Yvs Jacob
Francisco Camps nos habla ahora del ginecólogo de su madre [Recuperado]
Así de mal está la cosa... pública.
Muchos tertulianos sensatos se preguntan estos días en los medios de comunicación qué secretos no guardará -de momento- Francisco Camps para, incluso en su estado de avanzado deterioro intelectual, imponer su voluntad a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular-, sin que éste se atreva a contravenirla en lo más mínimo, ni sancione con el castigo los desordenes del tronchante cómico valenciano que oficia de gestor de lo público para (des)gracia de los españoles.
Puestos a los cotilleos -el ginecólogo de la madre de Camps se llama Paco Donat, y al parecer, puesto que cortó el cordón umbilical, Camps es un ser humano como otro cualquiera, ¡alucinante!-, yo tengo algunas preguntas para los dirigentes del Partido Popular, y pido colaboración ciudadana: quienes acudáis a los mítines de esta formación amiga del chascarrillo y de la confusión, por favor, elevad a sus participantes las siguientes cuestiones. Por ejemplo: ¿quién le hace el toldillo a María Dolores de Cospedal y por qué, si ya no tiene edad para ese peinado? ¿Se puede afirmar taxativamente que Ana Botella sale de la peluquería mejor que cuando entra? ¿Ha dicho Esteban González Pons alguna vez en su vida algo que no sea un disparate? Si san José María Aznar es un genio, ¿qué frotaron para que apareciese, una papelera?, ¿una lata de salchichas? Si un reloj marca las ocho, preguntada María Dolores de Cospedal por la hora, ¿qué probabilidades hay de que admita que, en efecto, son las ocho y no cualquier otra hora? A mí me interesan todas estas cuestiones -el ideario del Partido Popular me importa tanto como yo a sus dirigentes.
Quiero decir algo acerca de una corriente de opinión favorable al voto nulo. Una práctica tal es de todo punto ineficaz como "castigo a la clase política", y sólo beneficia al Partido Popular. De hecho, sería un éxito de su estrategia de destrucción de la vida pública -política- que quienes no conciben entregarle su voto no lo hagan tampoco a ningún otro partido, porque sólo con sus afiliados y con las familias correspondientes ya suma votantes suficientes para gobernar en todas partes, no en vano tiene más afiliados que cualquier otra agrupación europea, incluidos países con más población que España. Este dato, que ya mete más miedo en el cuerpo que encontrarse a Ana Botella en un semáforo mascando chicle, da buena cuenta de la concepción de la política entre los españoles, que miran con tan malos ojos a quien se afilia a un sindicato, pero no desconfían del Partido Popular, y no será porque sus portavoces no han declarado ya con fuerza e insistencia su desprecio y su insaciabilidad.
(Y mañana en Basuragurú: "Tras el éxito editorial de ¡Indignaos! y ¡Reacciona! llega ¡Tócate las pelotas!").
Yvs Jacob
Muchos tertulianos sensatos se preguntan estos días en los medios de comunicación qué secretos no guardará -de momento- Francisco Camps para, incluso en su estado de avanzado deterioro intelectual, imponer su voluntad a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular-, sin que éste se atreva a contravenirla en lo más mínimo, ni sancione con el castigo los desordenes del tronchante cómico valenciano que oficia de gestor de lo público para (des)gracia de los españoles.
Puestos a los cotilleos -el ginecólogo de la madre de Camps se llama Paco Donat, y al parecer, puesto que cortó el cordón umbilical, Camps es un ser humano como otro cualquiera, ¡alucinante!-, yo tengo algunas preguntas para los dirigentes del Partido Popular, y pido colaboración ciudadana: quienes acudáis a los mítines de esta formación amiga del chascarrillo y de la confusión, por favor, elevad a sus participantes las siguientes cuestiones. Por ejemplo: ¿quién le hace el toldillo a María Dolores de Cospedal y por qué, si ya no tiene edad para ese peinado? ¿Se puede afirmar taxativamente que Ana Botella sale de la peluquería mejor que cuando entra? ¿Ha dicho Esteban González Pons alguna vez en su vida algo que no sea un disparate? Si san José María Aznar es un genio, ¿qué frotaron para que apareciese, una papelera?, ¿una lata de salchichas? Si un reloj marca las ocho, preguntada María Dolores de Cospedal por la hora, ¿qué probabilidades hay de que admita que, en efecto, son las ocho y no cualquier otra hora? A mí me interesan todas estas cuestiones -el ideario del Partido Popular me importa tanto como yo a sus dirigentes.
Quiero decir algo acerca de una corriente de opinión favorable al voto nulo. Una práctica tal es de todo punto ineficaz como "castigo a la clase política", y sólo beneficia al Partido Popular. De hecho, sería un éxito de su estrategia de destrucción de la vida pública -política- que quienes no conciben entregarle su voto no lo hagan tampoco a ningún otro partido, porque sólo con sus afiliados y con las familias correspondientes ya suma votantes suficientes para gobernar en todas partes, no en vano tiene más afiliados que cualquier otra agrupación europea, incluidos países con más población que España. Este dato, que ya mete más miedo en el cuerpo que encontrarse a Ana Botella en un semáforo mascando chicle, da buena cuenta de la concepción de la política entre los españoles, que miran con tan malos ojos a quien se afilia a un sindicato, pero no desconfían del Partido Popular, y no será porque sus portavoces no han declarado ya con fuerza e insistencia su desprecio y su insaciabilidad.
(Y mañana en Basuragurú: "Tras el éxito editorial de ¡Indignaos! y ¡Reacciona! llega ¡Tócate las pelotas!").
Yvs Jacob
martes, 17 de mayo de 2011
Errores habituales de los españoles en su lucha por la democracia real
El primero y fundamental de ellos es que los españoles carecen de cultura, no existe algo así como una cultura española, un modo de ser público, una actitud vigilante de carácter republicano capaz de someter a los ciudadanos a una presión insoportable, siempre desde el principio de que la comunidad está por encima del individuo -quien no comprende esto no comprende en qué consiste la libertad en sociedad, tal y como temía Th. Hobbes. No existe, pues, una educación para la ciudadanía real, una educación para el progreso y el bienestar del todo, del conjunto, lo que se ha abandonado a los técnicos de la política, que ni son técnicos ni son políticos en el sentido deseado -socrático-platónico. Es el pueblo español en exceso festivo, y quizá empiece a recibir el fruto podrido de su irresponsabilidad centenaria. Y ya es tarde, claro.
En segundo lugar, los españoles confunden causa y consecuencia. El sistema de partidos español es un desastre, cierto, pero el bipartidismo existente de hecho no es, sin embargo, la causa de los males, sino otra consecuencia de la desidia de los españoles ingenuos. Las amplias mayorías resultan nefastas, pues arrinconan a las ideologías menos exitosas igual que si se tratase de ínfimas minorías. Entre las mayorías, son peores en España las que dan la victoria al Partido Popular, cuya idea de nación española supera la fantasía de los más imaginativos. El Partido Popular pretende que un país con un salario mínimo interprofesional de 636€ puede funcionar igual que aquellos otros donde se ha desarrollado desde hace siglos un capitalismo de Estado. Esta fantasía popular, cuando además se les entrega el gobierno con una mayoría asfixiante, resulta después en el empobrecimiento del ciudadano y de lo público, por muy largo que sea el plazo.
En tercer lugar, los españoles tampoco tienen una idea precisa de las posibilidades de su economía y de su industria en un mundo globalizado. España no tiene marcas de automóviles, por ejemplo, tampoco exporta tecnología, carece de industria, y confía en las naranjas y en el turismo para su supervivencia. España, país de taberneros.
En cuarto lugar, los españoles sobrevaloran la fiscalidad; no obstante, como corresponde a salarios bajos, pagan impuestos bajos, y muy pocos, y creen que sólo con la cantidad recaudada puede funcionar un Estado -lo público-, y reclaman que el gobierno de turno la invierta en hacer todo lo magnífico que se les ocurra. Un hospital perfectamente equipado por cada 100.000 habitantes; estaciones de metro en toda el área de sus ciudades; las mejores carreteras, aeropuertos en cada provincia, una red de alta velocidad para comunicar -o descentralizar, mitologema fundacional de la superstición de los nacionalismos- toda la península... Y piensan los ingenuos españoles que todo es posible con tan sólo recaudar los impuestos. Deben saber, sin embargo, que con el dinero de los impuestos no se podría pagar a la plantilla del Real Madrid ni una temporada.
Esto me lleva a la deuda soberana y sus derivados. Los partidos políticos, que conocen la miseria de la fiscalidad española, o lo que es igual, el funcionamiento de una economía de libre mercado combinada con salarios del más severo socialismo stalinista, manejan las posibilidades del endeudamiento para seducir a los votantes -¡tienen que prometer algo! Hay dos soluciones para este problema: o fijar en la Constitución un límite, lo que equivaldría a concienciar a la sociedad española de su estado real, de qué es y no es, desde el punto de vista productivo, o aislarse, respecto de Europa y el mundo, y declinar la participación en la competición que vive la economía española con otras que la superan con creces. En cualquier caso, la educación es lo primero.
En sexto lugar, cabe ejercer mucha más presión en los gobernantes, pero con la intención de que ellos ejerzan a su vez otra mayor sobre aquellos aspectos que burlan el orden y la convivencia. Pueden observarse detalles de no poca importancia. ¿Es usted un ciudadano que permite a su perro mear y cagar en la acera? ¿Tira usted las colillas de su cigarro al suelo? ¿Y papeles? Si un comercio abre en su calle, ¿tiene usted algún derecho a defenderse de la agresión si el cartel que anuncia la actividad no armoniza con el entorno público? ¿Es uno de esos brutos que quieren ir en coche hasta la puerta del cine en su capital? ¿Le gusta veranear en playas o en estercoleros? ¿Qué piensa usted que puede hacer para ayudar a su país? Estos aspectos hacen cultura, hacen pueblo, hacen comunidad, hacen nación. No se trata de que vayamos todos por la calle abrazándonos y friendo choricillos, sino de proteger lo que es de todos y de ninguno. Esto no lo entienden los españoles.
En séptimo lugar, ni la abstención, ni el voto en blanco ni el voto nulo son armas para nada en la situación que vive el país. Pueden formarse mayorías con poca o casi ninguna participación, y puede suceder que el destino de 48 millones de habitantes quede en manos de apenas otros 10. Tal cosa no debe permitirse nunca más. El Partido Popular, claramante antidemócrata, se sirve de estos y muchos más males para aventajar a los demás. Decía G. Lukács que el capitalismo tardío, como el que se da en España, por ejemplo, se esfuerza por mantener a la clase mayoritaria, la de trabajadores o empleados, en niveles básicos, muy bajos, de educación, para manipularla así en un mundo dirigido por managers de la publicidad. Los españoles se sorprenden ahora de la situación que viven, pero es seguro que casi todos los que se manifiestan cuentan con alguna chuchería tecnológica que han renovado tres veces en dos años. Mucho me temo, con tristeza, que hay algo más que hacer que castigar a los políticos, y es un examen personal de nuestros excesos como víctimas de un sistema socioeconómico al que no sabemos resistirnos con fuerza.
No me entretendré con el resto de los mil y más aspectos que confunde la sociedad española.
Si queréis democracia, id a votar, pero votad bien.
(Estuve caminando el domingo por la calle Fuencarral hacia Gran Vía. Aquella destrucción que pude ver tiene muy poco de lucha contra el capital; de hecho, aparte de un entretenimiento juvenil, y de algo de deporte, no asoma en esa forma de destrucción la menor eficacia).
Yvs Jacob
En segundo lugar, los españoles confunden causa y consecuencia. El sistema de partidos español es un desastre, cierto, pero el bipartidismo existente de hecho no es, sin embargo, la causa de los males, sino otra consecuencia de la desidia de los españoles ingenuos. Las amplias mayorías resultan nefastas, pues arrinconan a las ideologías menos exitosas igual que si se tratase de ínfimas minorías. Entre las mayorías, son peores en España las que dan la victoria al Partido Popular, cuya idea de nación española supera la fantasía de los más imaginativos. El Partido Popular pretende que un país con un salario mínimo interprofesional de 636€ puede funcionar igual que aquellos otros donde se ha desarrollado desde hace siglos un capitalismo de Estado. Esta fantasía popular, cuando además se les entrega el gobierno con una mayoría asfixiante, resulta después en el empobrecimiento del ciudadano y de lo público, por muy largo que sea el plazo.
En tercer lugar, los españoles tampoco tienen una idea precisa de las posibilidades de su economía y de su industria en un mundo globalizado. España no tiene marcas de automóviles, por ejemplo, tampoco exporta tecnología, carece de industria, y confía en las naranjas y en el turismo para su supervivencia. España, país de taberneros.
En cuarto lugar, los españoles sobrevaloran la fiscalidad; no obstante, como corresponde a salarios bajos, pagan impuestos bajos, y muy pocos, y creen que sólo con la cantidad recaudada puede funcionar un Estado -lo público-, y reclaman que el gobierno de turno la invierta en hacer todo lo magnífico que se les ocurra. Un hospital perfectamente equipado por cada 100.000 habitantes; estaciones de metro en toda el área de sus ciudades; las mejores carreteras, aeropuertos en cada provincia, una red de alta velocidad para comunicar -o descentralizar, mitologema fundacional de la superstición de los nacionalismos- toda la península... Y piensan los ingenuos españoles que todo es posible con tan sólo recaudar los impuestos. Deben saber, sin embargo, que con el dinero de los impuestos no se podría pagar a la plantilla del Real Madrid ni una temporada.
Esto me lleva a la deuda soberana y sus derivados. Los partidos políticos, que conocen la miseria de la fiscalidad española, o lo que es igual, el funcionamiento de una economía de libre mercado combinada con salarios del más severo socialismo stalinista, manejan las posibilidades del endeudamiento para seducir a los votantes -¡tienen que prometer algo! Hay dos soluciones para este problema: o fijar en la Constitución un límite, lo que equivaldría a concienciar a la sociedad española de su estado real, de qué es y no es, desde el punto de vista productivo, o aislarse, respecto de Europa y el mundo, y declinar la participación en la competición que vive la economía española con otras que la superan con creces. En cualquier caso, la educación es lo primero.
En sexto lugar, cabe ejercer mucha más presión en los gobernantes, pero con la intención de que ellos ejerzan a su vez otra mayor sobre aquellos aspectos que burlan el orden y la convivencia. Pueden observarse detalles de no poca importancia. ¿Es usted un ciudadano que permite a su perro mear y cagar en la acera? ¿Tira usted las colillas de su cigarro al suelo? ¿Y papeles? Si un comercio abre en su calle, ¿tiene usted algún derecho a defenderse de la agresión si el cartel que anuncia la actividad no armoniza con el entorno público? ¿Es uno de esos brutos que quieren ir en coche hasta la puerta del cine en su capital? ¿Le gusta veranear en playas o en estercoleros? ¿Qué piensa usted que puede hacer para ayudar a su país? Estos aspectos hacen cultura, hacen pueblo, hacen comunidad, hacen nación. No se trata de que vayamos todos por la calle abrazándonos y friendo choricillos, sino de proteger lo que es de todos y de ninguno. Esto no lo entienden los españoles.
En séptimo lugar, ni la abstención, ni el voto en blanco ni el voto nulo son armas para nada en la situación que vive el país. Pueden formarse mayorías con poca o casi ninguna participación, y puede suceder que el destino de 48 millones de habitantes quede en manos de apenas otros 10. Tal cosa no debe permitirse nunca más. El Partido Popular, claramante antidemócrata, se sirve de estos y muchos más males para aventajar a los demás. Decía G. Lukács que el capitalismo tardío, como el que se da en España, por ejemplo, se esfuerza por mantener a la clase mayoritaria, la de trabajadores o empleados, en niveles básicos, muy bajos, de educación, para manipularla así en un mundo dirigido por managers de la publicidad. Los españoles se sorprenden ahora de la situación que viven, pero es seguro que casi todos los que se manifiestan cuentan con alguna chuchería tecnológica que han renovado tres veces en dos años. Mucho me temo, con tristeza, que hay algo más que hacer que castigar a los políticos, y es un examen personal de nuestros excesos como víctimas de un sistema socioeconómico al que no sabemos resistirnos con fuerza.
No me entretendré con el resto de los mil y más aspectos que confunde la sociedad española.
Si queréis democracia, id a votar, pero votad bien.
(Estuve caminando el domingo por la calle Fuencarral hacia Gran Vía. Aquella destrucción que pude ver tiene muy poco de lucha contra el capital; de hecho, aparte de un entretenimiento juvenil, y de algo de deporte, no asoma en esa forma de destrucción la menor eficacia).
Yvs Jacob
lunes, 16 de mayo de 2011
Ruiz-Gallardón ilumina su palacio en Cibeles con el azul del Partido Popular
¿Os insultan continuamente y todavía pensáis en votarles? ¡Qué pueblo, el español!
He escuchado a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular- proferir insultos contra quienes votarán al PSOE, al tiempo que decía que los insultos venían precisamente del otro lado y que ellos, los populares, no insultan a nadie. Esto es el colmo del cretinismo paticorto.
Tan pronto como el Partido Popular perdió las elecciones en el 2004, se inició un pataleo inconsolable que todavía perdura. Hay que decir que las elecciones las perdió ese fenómeno de la derrota que es Mariano Rajoy, que ha dado, por cierto, nombre a un síndrome, el síndrome Mariano, bastante común entre la derecha española, y caracterizado por lo siguiente: afecta o se da en individuos que dedican buena parte de su vida a la política sin que absolutamente nadie se beneficie de ello, ni pueda ser recordado el más mínimo detalle positivo de su gestión, ni siquiera en la oposición, ni en una tan destructiva y contundente como la que Rajoy aplica a los intereses de los españoles. El síndrome Mariano es sin duda lo peor que le puede suceder a un político en activo. En cuanto al síndrome de Aznar, al que me he referido en otras ocasiones como lo peor que a uno le puede pasar, la cuestión no es tanto que alguien se dedique a la política como que el mal lo padece un ser humano, es decir, creerse lo que uno no es, sin duda que es lo peor que a uno le puede suceder. (Por justicia, debo admitir que Mariano Rajoy será recordado, además de por su derrota consecutiva en tres elecciones legislativas, contando la de 2012, por aquel chiste para gallegos tan ocurrente cuando se hundió el Prestige: no es una marea negra, sino "unos hilillos de plastilina". ¡Lo que nos pudimos reír con aquella mierda!).
Cualquiera que se encuentre durante un paseo madrileño frente al palacio que Ruiz-Gallardón ha habilitado en Cibeles para su ego provinciano percibirá, si las luces de la ciudad están encendidas, que el edificio, del que ya se sabía lo utiliza el Partido Popular de Madrid para honrarse a sí mismo, se tiñe del azul de los populares, y sólo faltaría que a sus balcones se asomasen gaviotas, y no buitres, para convertirlo en escenario de una orgía megalómana.
He podido ver en el metro de Madrid los grandes carteles que han pegado allí los que no insultan. Rodríguez Zapatero y Tomás Gómez se ríen de los 5 millones de parados. Los que somos fanáticos de muy pocas cosas, y todas ellas al margen de la política, no dejamos de preguntarnos una y otra vez qué hacen en el Partido Popular para combatir el desempleo; qué hace Ruiz-Gallardón, qué hace la Espe, qué hace Rita Barberá, qué hace Camps... y siempre encontramos idéntica respuesta: NADA. ¿Y se atreven a hablar de cambio? ¿Y se atreven a culpar de mala gestión al Gobierno central? ¿Es que las Comunidades y ayuntamientos no son parte del Estado?
¡Ay, los españoles! ¡Qué pena dais!
Yvs Jacob
He escuchado a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular- proferir insultos contra quienes votarán al PSOE, al tiempo que decía que los insultos venían precisamente del otro lado y que ellos, los populares, no insultan a nadie. Esto es el colmo del cretinismo paticorto.
Tan pronto como el Partido Popular perdió las elecciones en el 2004, se inició un pataleo inconsolable que todavía perdura. Hay que decir que las elecciones las perdió ese fenómeno de la derrota que es Mariano Rajoy, que ha dado, por cierto, nombre a un síndrome, el síndrome Mariano, bastante común entre la derecha española, y caracterizado por lo siguiente: afecta o se da en individuos que dedican buena parte de su vida a la política sin que absolutamente nadie se beneficie de ello, ni pueda ser recordado el más mínimo detalle positivo de su gestión, ni siquiera en la oposición, ni en una tan destructiva y contundente como la que Rajoy aplica a los intereses de los españoles. El síndrome Mariano es sin duda lo peor que le puede suceder a un político en activo. En cuanto al síndrome de Aznar, al que me he referido en otras ocasiones como lo peor que a uno le puede pasar, la cuestión no es tanto que alguien se dedique a la política como que el mal lo padece un ser humano, es decir, creerse lo que uno no es, sin duda que es lo peor que a uno le puede suceder. (Por justicia, debo admitir que Mariano Rajoy será recordado, además de por su derrota consecutiva en tres elecciones legislativas, contando la de 2012, por aquel chiste para gallegos tan ocurrente cuando se hundió el Prestige: no es una marea negra, sino "unos hilillos de plastilina". ¡Lo que nos pudimos reír con aquella mierda!).
Cualquiera que se encuentre durante un paseo madrileño frente al palacio que Ruiz-Gallardón ha habilitado en Cibeles para su ego provinciano percibirá, si las luces de la ciudad están encendidas, que el edificio, del que ya se sabía lo utiliza el Partido Popular de Madrid para honrarse a sí mismo, se tiñe del azul de los populares, y sólo faltaría que a sus balcones se asomasen gaviotas, y no buitres, para convertirlo en escenario de una orgía megalómana.
He podido ver en el metro de Madrid los grandes carteles que han pegado allí los que no insultan. Rodríguez Zapatero y Tomás Gómez se ríen de los 5 millones de parados. Los que somos fanáticos de muy pocas cosas, y todas ellas al margen de la política, no dejamos de preguntarnos una y otra vez qué hacen en el Partido Popular para combatir el desempleo; qué hace Ruiz-Gallardón, qué hace la Espe, qué hace Rita Barberá, qué hace Camps... y siempre encontramos idéntica respuesta: NADA. ¿Y se atreven a hablar de cambio? ¿Y se atreven a culpar de mala gestión al Gobierno central? ¿Es que las Comunidades y ayuntamientos no son parte del Estado?
¡Ay, los españoles! ¡Qué pena dais!
Yvs Jacob
sábado, 14 de mayo de 2011
Bandas organizadas de chinos mamporrean impunemente a los turistas en las plazas de Madrid
Hoy, no, porque llovía, y los chinos, al menos en Madrid, se han revelado una raza muy contemporizadora, esto es, con una forma de humillación adecuada según la estación, el día, la climatología y la superficie, y además de bebidas y bocadillos para jóvenes indigentes españoles en el amplio horario de ocio y diversión, los chinos patrullaban las calles con paraguas. Y si de repente hubiese llovido fuego, los chinos hubiesen aparecido con trajes fantásticos que ocultaban, como los bocadillos, en las papeleras; y si hubiese nevado inmediatamente, también con pieles de oso falsificadas nos hubieran abrumado, pero ¿hasta cuándo esta tolerancia sociosuicida?
Lo llaman masaje, pero el castigo que yo presencié hace unos días le era infligido a un voluminoso turista alemán no lo contempla ninguna de las ciencias del cuerpo, ni las pseudociencias que proliferan con la TDT, ni siquiera la imaginativa, aunque ya previsible, Iglesia de la Intereconomía.
No voy a decir que no me alegre con el maltrato al que era sometido el turista teutón, que recibía de hecho una buena somanta de palos con más alboroto que el producido por el acordeonista habitual de la plaza de Santa Ana. La verdad es que podía uno troncharse de la risa ante todo ese sufrimiento ajeno, y me viene este reflexión: que si los turistas buscan alivio en España, quizá nos hayamos equivocado al creer que debemos abrir un bar junto a otro hasta convertir la ciudad en una interminable taberna inmunda, y lo que unos y otros necesitamos es apalearnos como en el pasado, salvo que ya no hay nada que ganar ni por lo que luchar. Yo vi aquella salvajada y tuvieron que ponerme de nuevo en pie, verticalidad que apenas soportaba de la risa; ¡pero es que nadie acudía a rescatar a la víctima del sadismo amarillo! ¡Mundo de locos!
El asunto de los chinos es grave. Hacen lo que les sale de las pelotas, no viven dentro de nuestra ley; no sólo arruinan los negocios que encuentran allí donde ellos abren uno, no sólo no crean puestos de trabajo ni riqueza en éste, el país donde desarrollan su actividad comercial, sino que perpetúan formas de pobreza con las cuales es cómplice buena parte de la sociedad española, cuya desidia vital -el particular complejo de irresponsabilidades que es cada español, y que se dirige a los almacenes de las desesperación en busca de algo que no se encuentra allí- se antoja impedimento insalvable para la construcción de una cultura auténtica.
Aceptaría que los chinos disfrutasen de la libertad occidental, incluso cuando manipulada, como es la libertad publicista del Occidente español; pero es intolerable la actitud para con ellos en las actuales circunstancias de explotación esclavista y como perpetuación de formas de pobreza y miseria de las que debemos deshacernos de una vez por todas.
Aunque estamos en campaña, que siempre saca lo peor de todos los políticos -que no lo son, ni cree la ciudadanía que lo sean-, la verdad es que eso que se llama el pueblo no lo pone fácil, y siempre obtiene lo que se merece.
[¡Uy, uy, uy! ¡Qué nerviosos están en el Partido Popular...! ¡Ánimo, votantes de la izquierda!].
Yvs Jacob
Lo llaman masaje, pero el castigo que yo presencié hace unos días le era infligido a un voluminoso turista alemán no lo contempla ninguna de las ciencias del cuerpo, ni las pseudociencias que proliferan con la TDT, ni siquiera la imaginativa, aunque ya previsible, Iglesia de la Intereconomía.
No voy a decir que no me alegre con el maltrato al que era sometido el turista teutón, que recibía de hecho una buena somanta de palos con más alboroto que el producido por el acordeonista habitual de la plaza de Santa Ana. La verdad es que podía uno troncharse de la risa ante todo ese sufrimiento ajeno, y me viene este reflexión: que si los turistas buscan alivio en España, quizá nos hayamos equivocado al creer que debemos abrir un bar junto a otro hasta convertir la ciudad en una interminable taberna inmunda, y lo que unos y otros necesitamos es apalearnos como en el pasado, salvo que ya no hay nada que ganar ni por lo que luchar. Yo vi aquella salvajada y tuvieron que ponerme de nuevo en pie, verticalidad que apenas soportaba de la risa; ¡pero es que nadie acudía a rescatar a la víctima del sadismo amarillo! ¡Mundo de locos!
El asunto de los chinos es grave. Hacen lo que les sale de las pelotas, no viven dentro de nuestra ley; no sólo arruinan los negocios que encuentran allí donde ellos abren uno, no sólo no crean puestos de trabajo ni riqueza en éste, el país donde desarrollan su actividad comercial, sino que perpetúan formas de pobreza con las cuales es cómplice buena parte de la sociedad española, cuya desidia vital -el particular complejo de irresponsabilidades que es cada español, y que se dirige a los almacenes de las desesperación en busca de algo que no se encuentra allí- se antoja impedimento insalvable para la construcción de una cultura auténtica.
Aceptaría que los chinos disfrutasen de la libertad occidental, incluso cuando manipulada, como es la libertad publicista del Occidente español; pero es intolerable la actitud para con ellos en las actuales circunstancias de explotación esclavista y como perpetuación de formas de pobreza y miseria de las que debemos deshacernos de una vez por todas.
Aunque estamos en campaña, que siempre saca lo peor de todos los políticos -que no lo son, ni cree la ciudadanía que lo sean-, la verdad es que eso que se llama el pueblo no lo pone fácil, y siempre obtiene lo que se merece.
[¡Uy, uy, uy! ¡Qué nerviosos están en el Partido Popular...! ¡Ánimo, votantes de la izquierda!].
Yvs Jacob
viernes, 13 de mayo de 2011
¡Alejandro Sanz abandona Twitter!
Joder, ya sólo falta que deje de cantar.
¡Bravo por Alejandro, hombre! No nos vendrían mal otras jubilaciones anticipadas de muchos artistas españoles -y de los Rolling, coño, que ya está bien, que la naranja ya está más que exprimida.
Ahora bien, me entero de que el motivo por el cual Alejandro Sanz abandona esta red de comentarios instantáneos acerca de asuntos que no interesan a nadie tiene, ¿cómo decirlo?, su cosa académica, y entonces me veo en la obligación de participar. También debería participar en el caso anterior, esto es, como ciudadano que en más de una ocasión -y de veinte- ha sufrido la agresión, la vulneración de su tranquilidad espiritual, cuando caminando, o en un autobús, o en cualquier sitio público, si se acepta como tales al aseo y la cocina de muchos de mis vecinos, una canción de Alejandro Sanz te agarra los tuétanos, pero no al modo como lo entiende George Steiner al hablar de esa tonadilla hortera en la que quien más quien menos se regodea, sino prisionero en celda de castigo, que no masoquista. Así, uno desearía ser sueco cuando Alejandro Sanz difunde su martirio.
Voy al asunto. Parece que la causa que ha devenido en una afortunada interrupción o suspensión de las comunicaciones es una falta de ortografía -dígase un error ortotipográfico; pero dígase ¡un feliz error ortotipográfico! Ante todo, animo al examen y reconocimiento de que un error de ese tipo es posible y hasta frecuente en cualquiera que escribe y publica directamente, en tiempo real. Los escritores abundan en errores de muy diversa índole. Por ejemplo, el día de Sant Jordi estuvo Almudena Grandes firmando ejemplares en Barcelona. Alguien de la Cadena Ser le preguntó cualquier cosa que no recuerdo, y Almudena respondió como quien vende melones: "desde que yo soy escritora...". Esto es un grave error.
Se acusaba a Alejandro Sanz de escribir vuestra con b, como lo harían los antiguos -y lo mismo un autógrafo de Enrique Bunbury, depende de si la fuente de inspiración se remonta más allá del Barroco (se dice que podría escribir el Cantar de mio Cid, pero unplugged).
Quiero ponerme al lado de Alejandro en este asunto: para mí, no cambia en absoluto el aprecio que le tengo por un error ortotipográfico semejante.
[He vuelto a recibir encuestas que permiten hacer óptimas valoraciones de la política española en el avance de la campaña electoral. Si todo sigue igual, el batacazo de María Dolores de Cospedal le va a dejar el toldillo bajado por un periodo de tiempo bastante largo. En cuanto a Madrid, donde sin duda hay que zarandear a la ciudadanía, tanto la alcaldía como la presidencia de la Comunidad no serán ya un cortijo, si bien no es fácil, obviamente, precisar hasta qué punto se reduce la distancia entre el Partido Popular y las formaciones democráticas que concurren a las elecciones. Si la ciudadanía española castiga al Partido Popular por haber hecho un fango inmoral del dolor que siempre acompaña al terrorismo, habrá optado por primera vez en su historia por la senda de la madurez y la responsabilidad, frente al paternalismo de quienes la quieren en estado palurdo].
Yvs Jacob
¡Bravo por Alejandro, hombre! No nos vendrían mal otras jubilaciones anticipadas de muchos artistas españoles -y de los Rolling, coño, que ya está bien, que la naranja ya está más que exprimida.
Ahora bien, me entero de que el motivo por el cual Alejandro Sanz abandona esta red de comentarios instantáneos acerca de asuntos que no interesan a nadie tiene, ¿cómo decirlo?, su cosa académica, y entonces me veo en la obligación de participar. También debería participar en el caso anterior, esto es, como ciudadano que en más de una ocasión -y de veinte- ha sufrido la agresión, la vulneración de su tranquilidad espiritual, cuando caminando, o en un autobús, o en cualquier sitio público, si se acepta como tales al aseo y la cocina de muchos de mis vecinos, una canción de Alejandro Sanz te agarra los tuétanos, pero no al modo como lo entiende George Steiner al hablar de esa tonadilla hortera en la que quien más quien menos se regodea, sino prisionero en celda de castigo, que no masoquista. Así, uno desearía ser sueco cuando Alejandro Sanz difunde su martirio.
Voy al asunto. Parece que la causa que ha devenido en una afortunada interrupción o suspensión de las comunicaciones es una falta de ortografía -dígase un error ortotipográfico; pero dígase ¡un feliz error ortotipográfico! Ante todo, animo al examen y reconocimiento de que un error de ese tipo es posible y hasta frecuente en cualquiera que escribe y publica directamente, en tiempo real. Los escritores abundan en errores de muy diversa índole. Por ejemplo, el día de Sant Jordi estuvo Almudena Grandes firmando ejemplares en Barcelona. Alguien de la Cadena Ser le preguntó cualquier cosa que no recuerdo, y Almudena respondió como quien vende melones: "desde que yo soy escritora...". Esto es un grave error.
Se acusaba a Alejandro Sanz de escribir vuestra con b, como lo harían los antiguos -y lo mismo un autógrafo de Enrique Bunbury, depende de si la fuente de inspiración se remonta más allá del Barroco (se dice que podría escribir el Cantar de mio Cid, pero unplugged).
Quiero ponerme al lado de Alejandro en este asunto: para mí, no cambia en absoluto el aprecio que le tengo por un error ortotipográfico semejante.
[He vuelto a recibir encuestas que permiten hacer óptimas valoraciones de la política española en el avance de la campaña electoral. Si todo sigue igual, el batacazo de María Dolores de Cospedal le va a dejar el toldillo bajado por un periodo de tiempo bastante largo. En cuanto a Madrid, donde sin duda hay que zarandear a la ciudadanía, tanto la alcaldía como la presidencia de la Comunidad no serán ya un cortijo, si bien no es fácil, obviamente, precisar hasta qué punto se reduce la distancia entre el Partido Popular y las formaciones democráticas que concurren a las elecciones. Si la ciudadanía española castiga al Partido Popular por haber hecho un fango inmoral del dolor que siempre acompaña al terrorismo, habrá optado por primera vez en su historia por la senda de la madurez y la responsabilidad, frente al paternalismo de quienes la quieren en estado palurdo].
Yvs Jacob
miércoles, 11 de mayo de 2011
Francisco Camps nos habla ahora del ginecólogo de su madre
Así de mal está la cosa... pública.
Muchos tertulianos sensatos se preguntan estos días en los medios de comunicación qué secretos no guardará -de momento- Francisco Camps para, incluso en su estado de avanzado deterioro intelectual, imponer su voluntad a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular-, sin que éste se atreva a contravenirla en lo más mínimo, ni sancione con el castigo los desordenes del tronchante cómico valenciano que oficia de gestor de lo público para (des)gracia de los españoles.
Puestos a los cotilleos -el ginecólogo de la madre de Camps se llama Paco Donat, y si Camps estuvo unido a aquélla por el cordón umbilical que el doctor Donat Cortó, habría que afirmar que se trata de un ser humano, ¡alucinante!-, yo tengo algunas preguntas para los dirigentes del Partido Popular, y pido colaboración ciudadana: quienes acudáis a los mítines de esta formación amiga del chascarrillo y de la confusión, por favor, elevad a sus participantes las siguientes cuestiones. Por ejemplo: ¿quién le hace el toldillo a María Dolores de Cospedal y por qué, si ya no tiene edad para ese peinado? ¿Se puede afirmar taxativamente que Ana Botella sale de la peluquería mejor que cuando entra? ¿Ha dicho Esteban González Pons alguna vez en su vida algo que no sea un disparate? Si san José María Aznar es un genio, ¿qué frotaron para que apareciese, una papelera?, ¿una lata de salchichas? Si un reloj marca las ocho, preguntada María Dolores de Cospedal por la hora, ¿qué probabilidades hay de que admita que, en efecto, son las ocho y no cualquier otra hora? A mí me interesan todas estas cuestiones.
[Parte del contenido de esta entrada se ha perdido durante los ajustes llevados a cabo por el mantenimiento (?) de Google. El autor agradece la comprensión de los lectores].
(Y mañana en Basuragurú: "Tras el éxito editorial de ¡Indignaos! y ¡Reacciona! llega ¡Tócate las pelotas!").
Yvs Jacob
Muchos tertulianos sensatos se preguntan estos días en los medios de comunicación qué secretos no guardará -de momento- Francisco Camps para, incluso en su estado de avanzado deterioro intelectual, imponer su voluntad a Mariano Rajoy -al parecer, presidente del Partido Popular-, sin que éste se atreva a contravenirla en lo más mínimo, ni sancione con el castigo los desordenes del tronchante cómico valenciano que oficia de gestor de lo público para (des)gracia de los españoles.
Puestos a los cotilleos -el ginecólogo de la madre de Camps se llama Paco Donat, y si Camps estuvo unido a aquélla por el cordón umbilical que el doctor Donat Cortó, habría que afirmar que se trata de un ser humano, ¡alucinante!-, yo tengo algunas preguntas para los dirigentes del Partido Popular, y pido colaboración ciudadana: quienes acudáis a los mítines de esta formación amiga del chascarrillo y de la confusión, por favor, elevad a sus participantes las siguientes cuestiones. Por ejemplo: ¿quién le hace el toldillo a María Dolores de Cospedal y por qué, si ya no tiene edad para ese peinado? ¿Se puede afirmar taxativamente que Ana Botella sale de la peluquería mejor que cuando entra? ¿Ha dicho Esteban González Pons alguna vez en su vida algo que no sea un disparate? Si san José María Aznar es un genio, ¿qué frotaron para que apareciese, una papelera?, ¿una lata de salchichas? Si un reloj marca las ocho, preguntada María Dolores de Cospedal por la hora, ¿qué probabilidades hay de que admita que, en efecto, son las ocho y no cualquier otra hora? A mí me interesan todas estas cuestiones.
[Parte del contenido de esta entrada se ha perdido durante los ajustes llevados a cabo por el mantenimiento (?) de Google. El autor agradece la comprensión de los lectores].
(Y mañana en Basuragurú: "Tras el éxito editorial de ¡Indignaos! y ¡Reacciona! llega ¡Tócate las pelotas!").
Yvs Jacob
martes, 10 de mayo de 2011
Yvs Jacob firma como "Il Bolognese" y recibe el castigo del jurado en el "I Certamen María Zambrano" de ensayo breve de la UCM
Desde luego, ni en las menciones aparezco. Pero ¡qué poco sentido del humor tienen algunos filósofos españoles!
¡Profesores, no son más que profesores!
Echo un vistazo a los títulos ganadores y no salgo de mi asombro: La insoportable gracilidad del androide, Verdad y ficción, Verdad y ficción en la guía y El hombre que nunca estuvo allí. Vamos a ver, señores, ¿dónde está la fantasía creadora?, ¿dónde la ironía, la suliteza, el encanto de la literatura? Yo, que soy un ángel de la palabra escrita, fui todavía más lejos, sin haberme alejado siquiera: Verdad y ficción, generalmente consideradas, que era la primera frase de las bases, al menos tal y como la recordé dos semanas después, cuando escribí mi ensayito de los cojones.
No voy a cargar contra el jurado porque podría entenderse que no he sabido encajar la derrota. Pero, como dice la gente común, creo que sus miembros estaban condicionados por la firma que aparecía al final de mi texto. Il bolognese no refiere a un gentilicio que se aprecie mucho actualmente en las facultades de filosofía y letras -no así en las de ciencias, esperanzadas con el ensanchamiento de la caja registradora.
Pero en las facultades de filosofía y letras hay mucho rojo de tertulia que va al campus en un Golf -por coherencia, se entiende. Estas facultades se arrogan habitualmente funciones de resistencia -lucha, como se prefiere en la jerga revolucionaria universitaria. No en vano estuvo hace unos meses Jacques Rancière en el paraninfo de la facultad de Filosofía de la UCM con una performance de tics, que hubo varios momentos en que me tuve que poner a contar cuántas mujeres del auditorio se habían teñido el pelo, primero, y depués, los procesos alopécicos vistos desde la octava fila, para no mearme de la risa. Por cierto, dicen que Rancière habla en francés pero es mentira; a mí me ha dicho otro francés de la Francia que eso que habla Rancière no es la lengua de Victor Hugo, lo que me deja muy fastidiado, la verdad, porque cuando yo hablo en francés, ningún francés me entiende, y sin embargo sí pude entender todo lo que decía Rancière. ¡Uy, esto ya da para un seminarito complutense!
En fin, me siento vencedor en la sombra y no me importan en absoluto el criterio ni el dictamen del jurado -no podría ser de otro modo cuando el premio tiene carácter simbólico, pero yo sólo compito por dinero, los premios simbólicos están muy bien para la gente simbólica; pero la gente de verdad prefiere el dinero. Es razonable.
Tan pronto como lea el texto ganador, pondré el mío a disposición de todos los lectores. Si no lo subo a la Red, ello significará ¡que el mío es todavía mejor de lo que creía!
Yvs Jacob
¡Profesores, no son más que profesores!
Echo un vistazo a los títulos ganadores y no salgo de mi asombro: La insoportable gracilidad del androide, Verdad y ficción, Verdad y ficción en la guía y El hombre que nunca estuvo allí. Vamos a ver, señores, ¿dónde está la fantasía creadora?, ¿dónde la ironía, la suliteza, el encanto de la literatura? Yo, que soy un ángel de la palabra escrita, fui todavía más lejos, sin haberme alejado siquiera: Verdad y ficción, generalmente consideradas, que era la primera frase de las bases, al menos tal y como la recordé dos semanas después, cuando escribí mi ensayito de los cojones.
No voy a cargar contra el jurado porque podría entenderse que no he sabido encajar la derrota. Pero, como dice la gente común, creo que sus miembros estaban condicionados por la firma que aparecía al final de mi texto. Il bolognese no refiere a un gentilicio que se aprecie mucho actualmente en las facultades de filosofía y letras -no así en las de ciencias, esperanzadas con el ensanchamiento de la caja registradora.
Pero en las facultades de filosofía y letras hay mucho rojo de tertulia que va al campus en un Golf -por coherencia, se entiende. Estas facultades se arrogan habitualmente funciones de resistencia -lucha, como se prefiere en la jerga revolucionaria universitaria. No en vano estuvo hace unos meses Jacques Rancière en el paraninfo de la facultad de Filosofía de la UCM con una performance de tics, que hubo varios momentos en que me tuve que poner a contar cuántas mujeres del auditorio se habían teñido el pelo, primero, y depués, los procesos alopécicos vistos desde la octava fila, para no mearme de la risa. Por cierto, dicen que Rancière habla en francés pero es mentira; a mí me ha dicho otro francés de la Francia que eso que habla Rancière no es la lengua de Victor Hugo, lo que me deja muy fastidiado, la verdad, porque cuando yo hablo en francés, ningún francés me entiende, y sin embargo sí pude entender todo lo que decía Rancière. ¡Uy, esto ya da para un seminarito complutense!
En fin, me siento vencedor en la sombra y no me importan en absoluto el criterio ni el dictamen del jurado -no podría ser de otro modo cuando el premio tiene carácter simbólico, pero yo sólo compito por dinero, los premios simbólicos están muy bien para la gente simbólica; pero la gente de verdad prefiere el dinero. Es razonable.
Tan pronto como lea el texto ganador, pondré el mío a disposición de todos los lectores. Si no lo subo a la Red, ello significará ¡que el mío es todavía mejor de lo que creía!
Yvs Jacob
lunes, 9 de mayo de 2011
Nace la "Asociación de intelectuales precabidos contra un posible plagio de Arturo Pérez-Reverte"
Ya lo dice la regla poética: quien escribe mucho, o lo hace mal o copia de otros. Yo no voy decir nada acerca del académico, si copia o no copia, si inventa o crea mucho o poco, bien o mal. Bueno, diré que no me gustan los malos escritores, lo que no es sino una higiénica generalidad. Tampoco he podido entender todavía la urgencia que lo condujo a la RAE, algo que se me escapa por completo, y ni entiendo qué beneficio habrá obtenido la institución con su concurso, descartado cualquier bien respecto de la lengua castellana, que continúa tan rica o tan pobre como cuando el académico aún no nos maltrataba, hablantes y lectores de la manera cervantina, con los floretes y toda esa polla -¡uy, que me pongo deliciosamente revertiano!
Muchas de las asociaciones que forman los hombres tienen carácter preventivo: a favor de algo, contra otra cosa, pero siempre para preservar. Prevenir es preservar. Todavía no se le había ocurrido a nadie una asociación a favor del derecho de la lengua castellana contra los malos escritores. Es difícil una empresa semejante cuando el mercado editorial y los grupos de comunicación se comportan del modo más despiadado, esto es, cuando el libro no se distingue bajo ningún aspecto de un melón. (No soporto las librerías de viejo que tratan a los libros igual que a tomates. Tampoco soporto las que consideran una obrita muy por encima de su valor como objeto en circulación dentro de un mercado sin tasas. Estos son otros problemas que abordaré en alguna ocasión).
Nuestra asociación nace con el propósito de buscar estrategias para la defensa frente a un posible ataque revertiano. Para empezar, sus miembros, nada menos que veintiocho por el momento, hemos colocado en la Red todo nuestro material bajo distintos nombres, por si Pérez-Reverte apatrulla por las noches y hace click en el botón derecho del ratón para desplegar el menú de las cinco tentaciones -Deshacer, Cortar, Copiar, Pegar y Eliminar. Yo hasta he empezado la trigesimosegunda parte de Alatriste para ir avanzando, y me he entregado a una frenética composición de poesía, por si el académico descubriese el verso. De momento, domino la rima consonante en -uta a partir de un primer e inspiradísimo hexasílabo: Puta, puta, puta.
Me siento a las puertas del cielo.
Las puertas de la asociación estás abiertas para todos, tengáis obra o no. Quienes estéis en este segundo supuesto, con la inscripción, que es gratuita, recibiréis un poema de Enrique Bunbury que es de Luis Cernuda.
Yvs Jacob
Muchas de las asociaciones que forman los hombres tienen carácter preventivo: a favor de algo, contra otra cosa, pero siempre para preservar. Prevenir es preservar. Todavía no se le había ocurrido a nadie una asociación a favor del derecho de la lengua castellana contra los malos escritores. Es difícil una empresa semejante cuando el mercado editorial y los grupos de comunicación se comportan del modo más despiadado, esto es, cuando el libro no se distingue bajo ningún aspecto de un melón. (No soporto las librerías de viejo que tratan a los libros igual que a tomates. Tampoco soporto las que consideran una obrita muy por encima de su valor como objeto en circulación dentro de un mercado sin tasas. Estos son otros problemas que abordaré en alguna ocasión).
Nuestra asociación nace con el propósito de buscar estrategias para la defensa frente a un posible ataque revertiano. Para empezar, sus miembros, nada menos que veintiocho por el momento, hemos colocado en la Red todo nuestro material bajo distintos nombres, por si Pérez-Reverte apatrulla por las noches y hace click en el botón derecho del ratón para desplegar el menú de las cinco tentaciones -Deshacer, Cortar, Copiar, Pegar y Eliminar. Yo hasta he empezado la trigesimosegunda parte de Alatriste para ir avanzando, y me he entregado a una frenética composición de poesía, por si el académico descubriese el verso. De momento, domino la rima consonante en -uta a partir de un primer e inspiradísimo hexasílabo: Puta, puta, puta.
Me siento a las puertas del cielo.
Las puertas de la asociación estás abiertas para todos, tengáis obra o no. Quienes estéis en este segundo supuesto, con la inscripción, que es gratuita, recibiréis un poema de Enrique Bunbury que es de Luis Cernuda.
Yvs Jacob
¡No votéis al Partido Popular, hostias! Contra el triunfo del canallismo (y IV)
Disculpar las barbaridades, estupideces, idioteces y disparates que están escuchando los ciudadanos españoles de boca de dirigentes del Partido Popular con el argumento de que estamos en campaña sería otra prueba más del infantilismo político de todo un pueblo, de su falta de competencia democrática. Por otra parte, las barbaridades, estupideces, idioteces, disparates y, claro que sí, mentiras que están escuchando los ciudadanos españoles de esos dirigentes no se distinguen en absoluto de las habituales que comparten cuando la campaña ha pasado o queda lejos en el tiempo.
Francisco Camps, cuyo proceso de enloquecimiento es más severo de lo que muchos creíamos, cruzó ayer una línea que el sentido común moral situaría como un límite que ni siquiera los más gallardos se atreverían a superar. Sus palabras contra Rodríguez Zapatero, que ni siquiera es candidato en las elecciones autonómicas y locales, son propias de una cabeza vacía, perdida, por cuanto que el rencor, quizá ante el descubrimiento de la propia fatalidad, las hace brotar. Le sucede a Francisco Camps lo mismo que a san José María Aznar: ambos piensan que tienen cuentas que ajustar, pero confunden el destinatario, que en ambos casos debería ser su propia persona. San José María Aznar, cuya gestión de unos atentados que causaron la muerte a casi doscientas personas inocentes y confiadas a las manos de su Gobierno democrático dio con el Partido Popular en la oposición, por la nauseabunda utilización de la mentira como instrumento para aferrarse al poder, sigue convencido de su dignidad, y de su elevada calidad de hombre de Estado, y es incapaz, por lo tanto, de atender a lo que la realidad le dice un día y otro, a saber, que ya hizo bastante daño a su pueblo. No obstante, para resarcirse del desprecio que tantos millones de españoles le tenemos, no cede en su discurso demoniaco.
El caso de Francisco Camps es similar: hasta las cejas en el fango, todavía patalea y busca desviar la atención desde su incompetencia como político -gestor de lo público- hacia los fantasmas que el Partido Popular ha creado con ayuda de sus megáfonos del horror -Rodríguez Zapatero como causante de la crisis económica española, Pérez Rubalcaba como inteligencia a la sombra en los atentados del 11-M...
Hace tiempo que vengo pidiendo una reforma en la Constitución para evitar que individuos en mal estado, es decir, cabezas locas, puedan optar a la representación y gobierno de los ciudadanos. La cosa es seria y así debería ser asumida. Francisco Camps hace tiempo que dejó de estar en condiciones para conducir asuntos de importancia en la convivencia pacífica de la sociedad, y su reelección sólo echará sobre la democracia española más oprobio del que un sistema sano puede soportar.
El día 22 de mayo, no te quedes en casa; colabora con tu voto en el ajusticiamiento social que merece el Partido Popular. Da tu voto a la izquierda democrática.
Ys Jacob
Francisco Camps, cuyo proceso de enloquecimiento es más severo de lo que muchos creíamos, cruzó ayer una línea que el sentido común moral situaría como un límite que ni siquiera los más gallardos se atreverían a superar. Sus palabras contra Rodríguez Zapatero, que ni siquiera es candidato en las elecciones autonómicas y locales, son propias de una cabeza vacía, perdida, por cuanto que el rencor, quizá ante el descubrimiento de la propia fatalidad, las hace brotar. Le sucede a Francisco Camps lo mismo que a san José María Aznar: ambos piensan que tienen cuentas que ajustar, pero confunden el destinatario, que en ambos casos debería ser su propia persona. San José María Aznar, cuya gestión de unos atentados que causaron la muerte a casi doscientas personas inocentes y confiadas a las manos de su Gobierno democrático dio con el Partido Popular en la oposición, por la nauseabunda utilización de la mentira como instrumento para aferrarse al poder, sigue convencido de su dignidad, y de su elevada calidad de hombre de Estado, y es incapaz, por lo tanto, de atender a lo que la realidad le dice un día y otro, a saber, que ya hizo bastante daño a su pueblo. No obstante, para resarcirse del desprecio que tantos millones de españoles le tenemos, no cede en su discurso demoniaco.
El caso de Francisco Camps es similar: hasta las cejas en el fango, todavía patalea y busca desviar la atención desde su incompetencia como político -gestor de lo público- hacia los fantasmas que el Partido Popular ha creado con ayuda de sus megáfonos del horror -Rodríguez Zapatero como causante de la crisis económica española, Pérez Rubalcaba como inteligencia a la sombra en los atentados del 11-M...
Hace tiempo que vengo pidiendo una reforma en la Constitución para evitar que individuos en mal estado, es decir, cabezas locas, puedan optar a la representación y gobierno de los ciudadanos. La cosa es seria y así debería ser asumida. Francisco Camps hace tiempo que dejó de estar en condiciones para conducir asuntos de importancia en la convivencia pacífica de la sociedad, y su reelección sólo echará sobre la democracia española más oprobio del que un sistema sano puede soportar.
El día 22 de mayo, no te quedes en casa; colabora con tu voto en el ajusticiamiento social que merece el Partido Popular. Da tu voto a la izquierda democrática.
Ys Jacob
domingo, 8 de mayo de 2011
¡No votéis al Partido Popular, hostias! Contra el triunfo del canallismo (III)
Qué buena oportunidad se presenta a los españoles para desalojar al Partido Popular de aquellas instituciones en las que algunos de sus dirigentes han echado raíces, instituciones a las cuales quieren acceder otros, como en el caso de María Dolores de Cospedal, para lograr el zarpazo de un nuevo sobresueldo. Nunca se abordará en detalle este asunto, pero ha sido la democracia lo que ha permitido a María Dolores de Cospedal hacerse millonaria -¡en euros!- sin caer, al menos no se sabe, en la ilegalidad, y cuando digo democracia me refiero estrictamente a la forma, esto es, el nefasto parlamentarismo o sistema de partidos español. ¿Cómo es que somos tan gilipollas todos los demás? O mejor: ¿qué clase de democracia es ésta?
Es una oportunidad magnífica para que la ciudadanía española acceda a la mayoría de edad y renuncie al infantilismo donde encuentra la protección de un sistema político que la exime de su responsabilidad. Oportunidades así ya las quisieran otros pueblos tan analfabetos como el español, pueblos en los albores de la democracia, como el español, no obstante su pretendida madurez democrática.
Si los españoles fuesen auténticos demócratas, tiempo hace que hubiesen marcado un límite infranqueable al Partido Popular, que los trata como basura, que los domina como a niños a quienes se aterroriza con cuentos fantásticos.
Escuchar las declaraciones hechas esta mañana por ese modelo de ignorancia, la Espe, me redescubre la condena que sufrimos los españoles en un sistema deteriorado, donde los aventureros más incompetentes consiguen el voto de mayorías compuestas por borregos, fanáticos y malas personas, a su vez, fanáticas y borregas. Sé que resulta en un comentario agresivo, pero tal y como se juega la política en España, un votante de la Espe sólo puede ser un ignorante o un idiota; un voto que llega sin convicción a un candidato que carece de ella, y que se aferra a la representatividad ciudadana por haberla convertido en su modo de vida.
Todavía no está todo perdido. Una victoria de la izquierda no tardará en mostrar a la sociedad el modo como la globalización de la economía perjudica más a los pueblos que no tienen cultura, por mucho que ahora puedan repartirse los españoles un museo por cada tres personas. La sociedad española debe iniciar la senda de los valores republicanos, de la educación que dirija todas y cada una de sus actividades para el bien y el bienestar del conjunto, y señalará así al Partido Popular las reglas de un mundo de hombres.
El día 22 de mayo, no te quedes en casa, da tu voto a la izquierda democrática, y grita a los asaltadores, a los aventureros, a los atracadores, a los timadores, a los carroñeros y a los alcornoques ¡No!
Yvs Jacob
Es una oportunidad magnífica para que la ciudadanía española acceda a la mayoría de edad y renuncie al infantilismo donde encuentra la protección de un sistema político que la exime de su responsabilidad. Oportunidades así ya las quisieran otros pueblos tan analfabetos como el español, pueblos en los albores de la democracia, como el español, no obstante su pretendida madurez democrática.
Si los españoles fuesen auténticos demócratas, tiempo hace que hubiesen marcado un límite infranqueable al Partido Popular, que los trata como basura, que los domina como a niños a quienes se aterroriza con cuentos fantásticos.
Escuchar las declaraciones hechas esta mañana por ese modelo de ignorancia, la Espe, me redescubre la condena que sufrimos los españoles en un sistema deteriorado, donde los aventureros más incompetentes consiguen el voto de mayorías compuestas por borregos, fanáticos y malas personas, a su vez, fanáticas y borregas. Sé que resulta en un comentario agresivo, pero tal y como se juega la política en España, un votante de la Espe sólo puede ser un ignorante o un idiota; un voto que llega sin convicción a un candidato que carece de ella, y que se aferra a la representatividad ciudadana por haberla convertido en su modo de vida.
Todavía no está todo perdido. Una victoria de la izquierda no tardará en mostrar a la sociedad el modo como la globalización de la economía perjudica más a los pueblos que no tienen cultura, por mucho que ahora puedan repartirse los españoles un museo por cada tres personas. La sociedad española debe iniciar la senda de los valores republicanos, de la educación que dirija todas y cada una de sus actividades para el bien y el bienestar del conjunto, y señalará así al Partido Popular las reglas de un mundo de hombres.
El día 22 de mayo, no te quedes en casa, da tu voto a la izquierda democrática, y grita a los asaltadores, a los aventureros, a los atracadores, a los timadores, a los carroñeros y a los alcornoques ¡No!
Yvs Jacob
sábado, 7 de mayo de 2011
¡No votéis al Partido Popular, hostias! Contra el triunfo del canallismo (II)
Que un partido antidemócrata obtenga tantos votos en cualesquiera elecciones sólo puede suceder en un pueblo tan pobre y tan deprimido como el español. El pueblo español sufre la condena cósmica de quedarse siempre atrás; es un pueblo atrasado -¿o retrasado?- que se tiene a sí mismo en la estima de lo que no es, un pueblo que se considera a la velocidad, a la altura de otros pueblos merecedores de admiración, ¡qué pueblo de necios, el español!
El modo como la prensa conservadora y de ultraderecha ha cargado contra el Gobierno por el caso Bildu pone de manifiesto dos dudas de no poca gravedad: o no existe, en efecto, ninguna independencia entre los poderes del Estado, si es que el poder judicial obedece al ejecutivo, o no existe la democracia, si se intenta convencer a la opinión pública de que es preferible castigar a justos por pecadores, y dejar fuera de las elecciones a quienes deben estar, por mucho que defiendan posiciones contrarias a los intereses comunes de una sociedad republicana, y por mucho que se haya colado entre ellos algún asesino o filoterrorista.
Lo peor de todo es, sin duda, lo que permite concluir la actitud del Partido Popular: ni existe independencia o separación de poderes, de ahí el vicio que esta agrupación política ha desarrollado por elevar a los tribunales la solución de aquello que es incapaz de afrontar en los cauces estrictamente políticos, ni existe democracia, y no sólo por el vicio mencionado, sino además por la arbitrariedad que la anula, pues defender una ley que impida votar en democracia actúa contra la razón. No obstante, sí debe combatirse el terrorismo, pero no funciona la sustitución de una forma de barbarie por otra.
Los dirigentes del Partido Popular, así como los portavoces de su ideología en los distintos megáfonos vocingleros de la prensa, radio y televisión, ingenuos en profundidad, pretenden erradicar un modo de concebir la realidad, la de los nacionalistas radicales vascos, y piensan que basta con apartarlos de las instituciones para que dejen de existir. Esto es un disparate. No es lo mismo defender una posición hasta la muerte, y matar por defenderla, que afirmar que determinada posición es criminal, algo en lo que el Partido Popular se arroga la competencia del criterio, de la justicia. Lo quiera o no el Gobierno, lo quieran o no los jueces y el Partido Popular, siempre existirá una parte de la población en Euskadi que resistirá a su absorción por la nación española. Será mejor que todos aceptemos de una vez esa realidad e intentemos incorporarla de un modo pacífico, pero pretender que es una enfermedad pasajera, igual que pretender que la crisis actual devolverá a España a la élite de la economía mundial, eso lo debe la conciencia de los españoles a sus manipuladores de tertulia y banquete a cuenta del erario, un mensaje de idiotas para idiotas.
Fuera de la cordura democrática, sólo existe la sucia utilización del terrorismo como instrumento político, un síntoma inequívoco que permite reconocer a una sociedad enferma -ciudadanía, clase política y opinión pública.
El 22 de mayo, no te quedes en casa; di Sí a la democracia, di No al Partido Popular.
Yvs Jacob
El modo como la prensa conservadora y de ultraderecha ha cargado contra el Gobierno por el caso Bildu pone de manifiesto dos dudas de no poca gravedad: o no existe, en efecto, ninguna independencia entre los poderes del Estado, si es que el poder judicial obedece al ejecutivo, o no existe la democracia, si se intenta convencer a la opinión pública de que es preferible castigar a justos por pecadores, y dejar fuera de las elecciones a quienes deben estar, por mucho que defiendan posiciones contrarias a los intereses comunes de una sociedad republicana, y por mucho que se haya colado entre ellos algún asesino o filoterrorista.
Lo peor de todo es, sin duda, lo que permite concluir la actitud del Partido Popular: ni existe independencia o separación de poderes, de ahí el vicio que esta agrupación política ha desarrollado por elevar a los tribunales la solución de aquello que es incapaz de afrontar en los cauces estrictamente políticos, ni existe democracia, y no sólo por el vicio mencionado, sino además por la arbitrariedad que la anula, pues defender una ley que impida votar en democracia actúa contra la razón. No obstante, sí debe combatirse el terrorismo, pero no funciona la sustitución de una forma de barbarie por otra.
Los dirigentes del Partido Popular, así como los portavoces de su ideología en los distintos megáfonos vocingleros de la prensa, radio y televisión, ingenuos en profundidad, pretenden erradicar un modo de concebir la realidad, la de los nacionalistas radicales vascos, y piensan que basta con apartarlos de las instituciones para que dejen de existir. Esto es un disparate. No es lo mismo defender una posición hasta la muerte, y matar por defenderla, que afirmar que determinada posición es criminal, algo en lo que el Partido Popular se arroga la competencia del criterio, de la justicia. Lo quiera o no el Gobierno, lo quieran o no los jueces y el Partido Popular, siempre existirá una parte de la población en Euskadi que resistirá a su absorción por la nación española. Será mejor que todos aceptemos de una vez esa realidad e intentemos incorporarla de un modo pacífico, pero pretender que es una enfermedad pasajera, igual que pretender que la crisis actual devolverá a España a la élite de la economía mundial, eso lo debe la conciencia de los españoles a sus manipuladores de tertulia y banquete a cuenta del erario, un mensaje de idiotas para idiotas.
Fuera de la cordura democrática, sólo existe la sucia utilización del terrorismo como instrumento político, un síntoma inequívoco que permite reconocer a una sociedad enferma -ciudadanía, clase política y opinión pública.
El 22 de mayo, no te quedes en casa; di Sí a la democracia, di No al Partido Popular.
Yvs Jacob
viernes, 6 de mayo de 2011
¡No votéis al Partido Popular, hostias! Contra el triunfo del canallismo (I)
Los españoles me dan pena, vergüenza y risa. Pueblo más zafio, más burro y con más ínfulas, cuando nada tiene de lo que enorgullecerse, no se encuentra en la historia. Se han inventado los españoles una expresión que funciona a las mil maravillas si de dar fe de su estupidez se trata. La expresión es la siguiente: "países de nuestro entorno". Se emplea para hacer referencia a una supuesta élite europea, y acogería aspectos desde el deporte a la educación, y desde la inmigración a la climatología. Así, a menudo se estima que España está a la altura de los países de su entorno, sean cuales sean, así como los méritos obligados para acceder a dicha élite. Quienes no comprendemos en qué consiste esa categoría, la de los "países de nuestro entorno", observamos, o bien que la altura de tales entidades nacionales no supera la mierda de España, algo bastante cruel e injusto, pues parece obvio que otros pueblos hay que, en efecto, marchan mejor que el español, o bien que la expresión empleada por los españoles no obedece más que a un desiderátum, aunque atendiendo a la definición de este término, mejor sería sustituirlo por ilusión, pero ilusión vana.
No dudo de que en todos los países o naciones europeos existan problemas similares a los que en España se dan, pero cuenta ésta con uno particularísimo que, por lo demás, apesta hasta la hediondez que lleva a la pérdida de conocimiento: la utilización que el Partido Popular hace del terrorismo.
El Partido Popular es ya un problema. En todos los países y naciones existen formaciones políticas que repugnan a quienes se oponen lógica y emocionalmente a ellas; son especialmente odiosos aquellos partidos que pierden la dimensión holística, responsable y republicana de la sociedad global, y se concentran sólo en la conquista del poder, a veces para favorecer a unas ideas enfermas que abocan al desastre, y a menudo para favorecer el delirio de quienes las defienden. El Partido Popular, tras renegar abiertamente de la democracia, se ha especializado en ese tipo de canallismo, la vacuidad del poder, que pretende alcanzar por todos los medios que un pueblo idiota, como el español, le brinde. Escuché hace unos días en la radio a un dirigente del PNV decir algo que muy bien se aplica a su propio grupo político: "el Partido Popular es insaciable". Es precisamente la insaciabilidad de muchos partidos lo que conduce a la sociedad española a la ruina moral, al descuido de la república, la cosa de todos, aquello en lo que todos tenemos mucho que hacer y que decir. Esta situación de profunda desidia, el abandono a unos falsos especialistas de la gestión de la vida, ha llegado a la cima del despropósito si, tal y como avanzan algunas encuestas, el Partido Popular vencerá en aquellos lugares donde más y más graves son sus casos de corrupción. A esos votantes de los corruptos sólo puede llamárseles gilipollas. Pero si además triunfa entre la sociedad la manipulación de los muertos, como triunfa entre las víctimas del terrorismo y en buena parte de sus desestructuradas organizaciones, manipulación que el Partido Popular dirige sin respetar ningún principio moral, entonces resulta el encanallamiento de todo un pueblo: los idiotas eligen como gobernantes a sus compatriotas más despreciables.
Este partido antidemócrata no puede optar a gobernar o gestionar nada en una democracia responsable; merece el acorralamiento y el escarmiento, sus dirigentes merecen que el pueblo les dé una lección definitiva.
El 22 de mayo, no te quedes en casa, no votes al Partido Popular.
Yvs Jacob
No dudo de que en todos los países o naciones europeos existan problemas similares a los que en España se dan, pero cuenta ésta con uno particularísimo que, por lo demás, apesta hasta la hediondez que lleva a la pérdida de conocimiento: la utilización que el Partido Popular hace del terrorismo.
El Partido Popular es ya un problema. En todos los países y naciones existen formaciones políticas que repugnan a quienes se oponen lógica y emocionalmente a ellas; son especialmente odiosos aquellos partidos que pierden la dimensión holística, responsable y republicana de la sociedad global, y se concentran sólo en la conquista del poder, a veces para favorecer a unas ideas enfermas que abocan al desastre, y a menudo para favorecer el delirio de quienes las defienden. El Partido Popular, tras renegar abiertamente de la democracia, se ha especializado en ese tipo de canallismo, la vacuidad del poder, que pretende alcanzar por todos los medios que un pueblo idiota, como el español, le brinde. Escuché hace unos días en la radio a un dirigente del PNV decir algo que muy bien se aplica a su propio grupo político: "el Partido Popular es insaciable". Es precisamente la insaciabilidad de muchos partidos lo que conduce a la sociedad española a la ruina moral, al descuido de la república, la cosa de todos, aquello en lo que todos tenemos mucho que hacer y que decir. Esta situación de profunda desidia, el abandono a unos falsos especialistas de la gestión de la vida, ha llegado a la cima del despropósito si, tal y como avanzan algunas encuestas, el Partido Popular vencerá en aquellos lugares donde más y más graves son sus casos de corrupción. A esos votantes de los corruptos sólo puede llamárseles gilipollas. Pero si además triunfa entre la sociedad la manipulación de los muertos, como triunfa entre las víctimas del terrorismo y en buena parte de sus desestructuradas organizaciones, manipulación que el Partido Popular dirige sin respetar ningún principio moral, entonces resulta el encanallamiento de todo un pueblo: los idiotas eligen como gobernantes a sus compatriotas más despreciables.
Este partido antidemócrata no puede optar a gobernar o gestionar nada en una democracia responsable; merece el acorralamiento y el escarmiento, sus dirigentes merecen que el pueblo les dé una lección definitiva.
El 22 de mayo, no te quedes en casa, no votes al Partido Popular.
Yvs Jacob
miércoles, 4 de mayo de 2011
El IV conde de Badarán piensa que hace algo (útil) en el Senado
El Senado español carece de funciones que justifiquen su existencia, en tanto que Cámara democrática de una sociedad ademocrática, y todo su interés despierta cuando el circo parlamentario se traslada de un edificio a otro, y con él, algunos de los principales artistas -el presidente del Gobierno y el resto de los ministros. Es el día grande de Pío García-Escudero.
En un día como ese, García-Escudero sabe que saldrá en los informativos, entonces, sin mucho esfuerzo, probablemente, pone a Rodríguez Zapatero en su mira y descarga mala baba mientras dura su turno de palabra. Es obvio que todo el mundo allí, en la Cámara alta, sabe que no se rasca más que las pelotas de los senadores, que el pescado se vende en otro mercado, pero los miembros del Gobierno ponen algún interés en despejar las continuas acusaciones que les llueven de los portavoces del Partido Popular y de los espontáneos, que por tratarse de un circo, bien podrían llamarse payasos.
García-Escudero siempre habla sosteniendo en una mano un escrito, será porque de verdad quiere dejar testimonio, quizá para un V conde de Badarán, de su labor en el Senado, y en especial los días en que no se rueda dentro de la Cámara. Ahora bien, para lo que tiene que decir y dice García-Escudero, rellenar una página o dos se antoja de todo punto ineficiente, más aún cuando el Senado recibe al presidente del Gobierno después de los combates que libran las formaciones políticas en el Parlamento, por lo que toca a la Cámara alta ser escenario de una pantomima. No obstante, allí está García-Escudero, con su peculiarísima fisionomía y un papel en la mano, que da que pensar: o se mete muy bien en su interpretación, algo triste, pues ¡qué patético es interpretar la nada!, o tiene serios problemas de memoria y necesita escribir hola cuando va a decir hola, ¿qué tal? cuando ¿qué tal?, y así, que si no eres Beethoven no habrá quien se alegre de recibir unas memorias en herencia.
Puede que tenga, como todos en el Partido Popular, muy mala memoria. Yo me inclino por eso.
He leído en Internet que García-Escudero es arquitecto y me he detenido a pensar en una ciudad cuyos edificios estuviesen diseñados para fisionomías peculiares, pero de esto hablaré en otra ocasión.
Mañana empieza la campaña electoral y estamos todos muy contentos. Ojalá Josemari, la Espe y la pandilla Bocanegra sigan diciendo de las suyas durante los quince días que restan, y podamos darnos unas buenas carcajadas con los batacazos que se anuncian.
(Y mañana en Basuragurú: Investigación. Osama bin Laden había hecho una llamada a Telepizza desde su móvil).
Yvs Jacob
En un día como ese, García-Escudero sabe que saldrá en los informativos, entonces, sin mucho esfuerzo, probablemente, pone a Rodríguez Zapatero en su mira y descarga mala baba mientras dura su turno de palabra. Es obvio que todo el mundo allí, en la Cámara alta, sabe que no se rasca más que las pelotas de los senadores, que el pescado se vende en otro mercado, pero los miembros del Gobierno ponen algún interés en despejar las continuas acusaciones que les llueven de los portavoces del Partido Popular y de los espontáneos, que por tratarse de un circo, bien podrían llamarse payasos.
García-Escudero siempre habla sosteniendo en una mano un escrito, será porque de verdad quiere dejar testimonio, quizá para un V conde de Badarán, de su labor en el Senado, y en especial los días en que no se rueda dentro de la Cámara. Ahora bien, para lo que tiene que decir y dice García-Escudero, rellenar una página o dos se antoja de todo punto ineficiente, más aún cuando el Senado recibe al presidente del Gobierno después de los combates que libran las formaciones políticas en el Parlamento, por lo que toca a la Cámara alta ser escenario de una pantomima. No obstante, allí está García-Escudero, con su peculiarísima fisionomía y un papel en la mano, que da que pensar: o se mete muy bien en su interpretación, algo triste, pues ¡qué patético es interpretar la nada!, o tiene serios problemas de memoria y necesita escribir hola cuando va a decir hola, ¿qué tal? cuando ¿qué tal?, y así, que si no eres Beethoven no habrá quien se alegre de recibir unas memorias en herencia.
Puede que tenga, como todos en el Partido Popular, muy mala memoria. Yo me inclino por eso.
He leído en Internet que García-Escudero es arquitecto y me he detenido a pensar en una ciudad cuyos edificios estuviesen diseñados para fisionomías peculiares, pero de esto hablaré en otra ocasión.
Mañana empieza la campaña electoral y estamos todos muy contentos. Ojalá Josemari, la Espe y la pandilla Bocanegra sigan diciendo de las suyas durante los quince días que restan, y podamos darnos unas buenas carcajadas con los batacazos que se anuncian.
(Y mañana en Basuragurú: Investigación. Osama bin Laden había hecho una llamada a Telepizza desde su móvil).
Yvs Jacob
martes, 3 de mayo de 2011
¡María Dolores de Cospedal representa a los creyentes españoles en la beatificación de Juan Pablo II!
Pues muy mal está la cosa.
Que la Iglesia no levante cabeza por sus propios méritos y por la competencia que debe enfrentar desde un modo de vida vacío, si bien más seductor, es una cosa, pero que la perjudiquen quienes pretenden instrumentalizarla, eso tiene de verdad mucha gracia.
A María Dolores de Cospedal se la puede enviar a muchos sitios -a mí se me ocurren dos; y el otro huele peor que la peluquería-, se la puede considerar también muchas cosas, pero enconmendarle la tarea de representar a los creyentes españoles nada menos que en la mismísima cátedra de San Pedro, eso debe de habérsele ocurrido a un zumbado o un sinvergüenza.
Yo pensaba que a tales eventos de carácter religioso deberían acudir personas comprometidas con los valores que su credo ha construido y representa, personas ejemplares, lo que sería, tal vez, demasiado, pero, especialmente, humildes, honestas y cumplidoras de la palabra del Maestro. En caso contrario, esto es, si se acepta a María Dolores de Cospedal como representante de los creyentes, una de dos: o esos creyentes no creen en nada, o aquello que creen no merece la pena.
Tengo por muy altos los valores de la religión cristiana; lo que está siempre abierto a discusión es la gestión que hace la Iglesia católica del mensaje de amor a los hombres. Por ello encuentro inadmisible la presencia de la señora De Cospedal en una fiesta de la fe. Esto no significa que De Cospedal no crea en nada, si bien al escucharla da la impresión de que sigue su propia religión, o esa variante del catolicismo más hipócrita que es el conservadurismo español, y que se caracteriza por su incoherencia disparatada. Pero desde luego que si se declara creyente de la religión cristiana no honra de ningún modo ni a esa fe ni a quienes la respetan.
Quiero decir al Partido Popular lo siguiente: si De Cospedal pretende representar a alguien entre los españoles, que renuncie a dos de sus tres salarios y se deje ver por el Carrefour arrastrando unos de esos carritos mugrientos que tocan cientos de personas. A mí por lo menos me reblandecería el cristiano corazón.
Yvs Jacob
Que la Iglesia no levante cabeza por sus propios méritos y por la competencia que debe enfrentar desde un modo de vida vacío, si bien más seductor, es una cosa, pero que la perjudiquen quienes pretenden instrumentalizarla, eso tiene de verdad mucha gracia.
A María Dolores de Cospedal se la puede enviar a muchos sitios -a mí se me ocurren dos; y el otro huele peor que la peluquería-, se la puede considerar también muchas cosas, pero enconmendarle la tarea de representar a los creyentes españoles nada menos que en la mismísima cátedra de San Pedro, eso debe de habérsele ocurrido a un zumbado o un sinvergüenza.
Yo pensaba que a tales eventos de carácter religioso deberían acudir personas comprometidas con los valores que su credo ha construido y representa, personas ejemplares, lo que sería, tal vez, demasiado, pero, especialmente, humildes, honestas y cumplidoras de la palabra del Maestro. En caso contrario, esto es, si se acepta a María Dolores de Cospedal como representante de los creyentes, una de dos: o esos creyentes no creen en nada, o aquello que creen no merece la pena.
Tengo por muy altos los valores de la religión cristiana; lo que está siempre abierto a discusión es la gestión que hace la Iglesia católica del mensaje de amor a los hombres. Por ello encuentro inadmisible la presencia de la señora De Cospedal en una fiesta de la fe. Esto no significa que De Cospedal no crea en nada, si bien al escucharla da la impresión de que sigue su propia religión, o esa variante del catolicismo más hipócrita que es el conservadurismo español, y que se caracteriza por su incoherencia disparatada. Pero desde luego que si se declara creyente de la religión cristiana no honra de ningún modo ni a esa fe ni a quienes la respetan.
Quiero decir al Partido Popular lo siguiente: si De Cospedal pretende representar a alguien entre los españoles, que renuncie a dos de sus tres salarios y se deje ver por el Carrefour arrastrando unos de esos carritos mugrientos que tocan cientos de personas. A mí por lo menos me reblandecería el cristiano corazón.
Yvs Jacob
lunes, 2 de mayo de 2011
Delirios de "la Espe" en el Día de la Comunidad de Madrid
La derecha española no se entera de nada. Ver a la Espe pasar revista a las tropas en el Día de la Comunidad de Madrid es sólo posible cuando gobierna en la región el delirio, que sin duda obnubila por completo a la presidenta. La cosa anda muy mal en España, eso es lo que pienso, creo que hay entre los españoles demasiados alucinados, ignoro si se debe a la dieta o a una congénita estupidez que hace posible todo lo ridículo, y lo peor sucede cuando uno entre ellos se pone al frente de aquello que, por lo demás, le supera. Es el caso de la Espe. Ya no imagino siquiera lo que nos quedará por ver a los madrileños como no pongamos un poco de orden en la cosa pública, y a la Espe, a enjabonar la porcelana.
No obstante el índice de desempleo en la Comunidad de Madrid, no obstante el deterioro de la educación pública, con el maltrato institucional que sufren interinos y opositores, no obstante el despilfarro en la gestión de los trofeos de la presidenta y el autobombo, no obstante la manipulación repugnante que se lleva a cabo desde el juguetito autonómico, la infecta Telemadrid, las encuestas presentan buenos augurios para la Espe, y con tanto ánimo se ha acercado a las cámaras de televisión para continuar difundiendo la versión B de los atentados del 11-M. Nos dice así la Espe que no fueron una respuesta a la ingenuidad política o soberbia de san José María Aznar, porque esta obra asesina nunca se reclamó desde Al Qaeda. ¿Qué esperaba la presidenta, una tarjetita con un lazo?, ¿un paquetito con bombones y un par de calcetines bordados a mano en Afganistán para informarle de la autoría?
Esta basura ya la airean desde hace años los pseudoperiodistas de El Mundo, y en tanto que se nos hace irrespirable, resulta conveniente puntualizar algunos aspectos respecto de la democracia, porque es contrario a la razón que pretendan gobernar quienes ignoran en qué consiste el gobierno y cómo se accede a él.
Deberíamos los españoles hacernos grabar en grandes letras en todos los edificios públicos tres principios elementalísimos de la democracia, como siguen:
1) Dios no tiene nada que ver en el asunto;
2) Nunca ganan los mejores, sino unos entre quienes se presentan;
3) El pueblo no puede sustituir a Dios, esto es, que a uno lo elijan no significa sino eso, que a uno lo han elegido otros, a su cuenta y riesgo.
Esto no lo entiende la derecha, que se arrima al gobierno para disfrutar de la representatividad -lo exclusivo- y del fasto con legitimidad. Es así como se despierta en sus dirigentes la consciencia de excepcionalidad, una patología, obviamente; se confunden en su simplicidad con seres inteligentísimos y dicen toda clase de estupideces para dar satisfacción a los estúpidos que les votan. No otra cosa es la democracia española.
¡Salvemos Madrid!
El 22 de mayo no te quedes en casa: la izquierda te necesita para gritar ¡No!
Yvs Jacob
No obstante el índice de desempleo en la Comunidad de Madrid, no obstante el deterioro de la educación pública, con el maltrato institucional que sufren interinos y opositores, no obstante el despilfarro en la gestión de los trofeos de la presidenta y el autobombo, no obstante la manipulación repugnante que se lleva a cabo desde el juguetito autonómico, la infecta Telemadrid, las encuestas presentan buenos augurios para la Espe, y con tanto ánimo se ha acercado a las cámaras de televisión para continuar difundiendo la versión B de los atentados del 11-M. Nos dice así la Espe que no fueron una respuesta a la ingenuidad política o soberbia de san José María Aznar, porque esta obra asesina nunca se reclamó desde Al Qaeda. ¿Qué esperaba la presidenta, una tarjetita con un lazo?, ¿un paquetito con bombones y un par de calcetines bordados a mano en Afganistán para informarle de la autoría?
Esta basura ya la airean desde hace años los pseudoperiodistas de El Mundo, y en tanto que se nos hace irrespirable, resulta conveniente puntualizar algunos aspectos respecto de la democracia, porque es contrario a la razón que pretendan gobernar quienes ignoran en qué consiste el gobierno y cómo se accede a él.
Deberíamos los españoles hacernos grabar en grandes letras en todos los edificios públicos tres principios elementalísimos de la democracia, como siguen:
1) Dios no tiene nada que ver en el asunto;
2) Nunca ganan los mejores, sino unos entre quienes se presentan;
3) El pueblo no puede sustituir a Dios, esto es, que a uno lo elijan no significa sino eso, que a uno lo han elegido otros, a su cuenta y riesgo.
Esto no lo entiende la derecha, que se arrima al gobierno para disfrutar de la representatividad -lo exclusivo- y del fasto con legitimidad. Es así como se despierta en sus dirigentes la consciencia de excepcionalidad, una patología, obviamente; se confunden en su simplicidad con seres inteligentísimos y dicen toda clase de estupideces para dar satisfacción a los estúpidos que les votan. No otra cosa es la democracia española.
¡Salvemos Madrid!
El 22 de mayo no te quedes en casa: la izquierda te necesita para gritar ¡No!
Yvs Jacob
domingo, 1 de mayo de 2011
José María Aznar protagonizará "Zombies 4"
Con guión de Federico Trillo, la cuarta entrega de la serie promete ser más terrorífica que las anteriores. Se especuló acerca del título y la presencia de algunos de sus actores, pero al final no habrá sorpresas, están en la cinta todos los que son, y están dispuestos a hacernos pasar mucho, pero que mucho miedo.
Se pensó en Josemari, el regreso, que acojona bastante, pero carecía de la fuerza arrodallora del término zombie. Otra opción fue: Este zombie está muy vivo, y también se contempló ¡Qué bonito era mi zombie!, junto a otras ocurrencias, todas desechadas a favor de Zombies 4, por sospecharse que Josemari se haría acompañar de la pandilla Bocanegra, al parecer, una exigencia de la productora, Demoliciones Trillo S. L., que tanto éxito conoció con Barato se vuela mejor, A Honduras y maduras y Con tres poderes vengo.
No ha sido fácil, según fuentes no oficiales, que algunos de los actores se ajustasen al papel. Mayor Oreja se habría mostrado intratable, conocido su gusto por la espontaneidad y el libre pensamiento, en su caso, alucinamiento. Temiendo que la cagara, se habría buscado mayor dramatismo para su personaje con prolongados silencios mirando directamente a la cámara.
El anuncio de que el rodaje ha finalizado y de un posible estreno en pocos meses ha tenido consecuencias inesperadas. Lejos de desatar la euforia entre el público freaky, se ha organizado una respuesta masiva para combatir a los magos del terror. La reaparición en la escena de Josemari ha encabronado mucho a la gente de bien, y se anuncian concentraciones en aquellas salas donde se exhiba Zombies 4.
Sin muchos más datos, ha llegado a esta redacción el rumor de que uno de los momentos mejor guardados tendría como protagonista a María Dolores de Cospedal en un monólogo inicial donde dice cosas que son verdad. ¡Guau, superacojonante!
Yvs Jacob
Se pensó en Josemari, el regreso, que acojona bastante, pero carecía de la fuerza arrodallora del término zombie. Otra opción fue: Este zombie está muy vivo, y también se contempló ¡Qué bonito era mi zombie!, junto a otras ocurrencias, todas desechadas a favor de Zombies 4, por sospecharse que Josemari se haría acompañar de la pandilla Bocanegra, al parecer, una exigencia de la productora, Demoliciones Trillo S. L., que tanto éxito conoció con Barato se vuela mejor, A Honduras y maduras y Con tres poderes vengo.
No ha sido fácil, según fuentes no oficiales, que algunos de los actores se ajustasen al papel. Mayor Oreja se habría mostrado intratable, conocido su gusto por la espontaneidad y el libre pensamiento, en su caso, alucinamiento. Temiendo que la cagara, se habría buscado mayor dramatismo para su personaje con prolongados silencios mirando directamente a la cámara.
El anuncio de que el rodaje ha finalizado y de un posible estreno en pocos meses ha tenido consecuencias inesperadas. Lejos de desatar la euforia entre el público freaky, se ha organizado una respuesta masiva para combatir a los magos del terror. La reaparición en la escena de Josemari ha encabronado mucho a la gente de bien, y se anuncian concentraciones en aquellas salas donde se exhiba Zombies 4.
Sin muchos más datos, ha llegado a esta redacción el rumor de que uno de los momentos mejor guardados tendría como protagonista a María Dolores de Cospedal en un monólogo inicial donde dice cosas que son verdad. ¡Guau, superacojonante!
Yvs Jacob
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