En otra competición existente, son los valencianos quienes pujan fuerte porque en España se los reconozco como los ciudadanos más idiotas. La verdad es que han sacado ya una ventaja imposible de acortar, luego la victoria será, con seguridad, para ellos. Me perdonarán si no les felicito; los idiotas me dan pena, y no alegría.
Como siempre sucede, negar la realidad sirve de muy poco. Francisco Camps está podrido, se aprecia un día tras otro en su discurso, ha perdido, además del juicio, cualquier capacidad para el gobierno, y si éste ya era mediocre cuando la sociedad española desconocía el fango de la corrupción en Valencia, después de las elecciones, si es que consigue Camps una mayoría incluso más contundente, el daño para la salud democrática no habrá forma pacífica de subsanarlo.
Y por aquí aparece la Espe. Mira que la Espe nos está jodiendo bien. Es el misterio nacional por excelencia, que debería ser estudiado por especialistas del MIT: cómo un individuo tan ignorante como la Espe, sin ninguna virtud para el gobierno democrático, se alza con la presidencia de la principal división administrativa de un Estado. Yo creo que sólo por eso tendría que aparecer en las enciclopedias. El ascenso de la condesa consorte a una de las cimas de la gestión pública en España produce un escalofrío de muchos amperios cuando se piensa en la miseria de la política española y en su sociedad de analfabetos.
Tengo que decir que cualquier votante todavía indeciso que, tras escuchar a la Espe cargar sobre los hombros del socialismo español el desmán de Dominique Strauss-Kahn, haya resuelto dar su apoyo al Partido Popular sólo puede un gilipollas integral, al que no cabe tratar con respeto intelectual.
La situación que vive la sociedad española en insostenible, cierto, pero son los fanáticos votantes de la derecha, y toda la masa ingenua que vota sin conciencia, los que deben caer en la cuenta de que el Partido Popular necesita una medicina urgente; sus dirigentes no entienden la esencia de la democracia y están obsesionados por el poder, que no existe en democracia, sino el gobierno de lo público, y lo público, como la realidad, es compleja, se compone de múltiples discursos y partes reconocibles.
No podemos tolerar por más tiempo ni sus formas ni su locura: el Partido Popular no está preparado para las tareas de gobierno.
El 22 de mayo, haz, por primera vez en tu vida, algo bueno por tus compatriotas: vota a la izquierda democrática. Tristemente, quizá, no hay más cojones.
Yvs Jacob
miércoles, 18 de mayo de 2011
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