¡Oye, que cada uno tiene sus problemas!
La nobleza, siempre con sus extravagancias. Me entero por "la intenné" que García-Escudero es cuarto conde de Baradán. Se me ocurren algunas rimas, pero no estoy seguro del estatuto jurídico de la poesía en intenné, así que me las reservaré para unos cigarros de marihuana.
La particularísima forma del cráneo de García-Escudero me ha llamado la atención desde que saltó al ruedo de la política. Pero la disputa abierta en la no-política española acerca del toreo me ha esclarecido un tanto esa peculiaridad fenotípica. Ha dicho el senador que, si fuese toro, desearía morir en la plaza. Me tira por tierra este noble animal todo el darwinismo adquirido en unos estudios que hice en la universidad pública. Yo creía que el toro no era tan gilipollas como el hombre. Es propio del hombre hacer gilipolleces, pero nunca de los animales. Yo pensaba que los animales competían por los recursos y buscaban el modo de reproducirse, pero debe de ser que el toro cuenta con alguna deficiencia genética, y prefiere luchar hasta morir reventado -y que luego se le coman los huevos.
¡Joder, qué derecha la nuestra!
Por otra parte, la sola idea de que alguien se plantee siquiera ser toro es ya un problema de difícil discusión en una Cámara institucional, y menos aun en la alta, donde abunda el buen pedigrí. Nunca he ocultado mi sospecha de que el Reino de España podía ahorrarse el Senado, que no tiene la menor utilidad real ni la tendrá nunca, al menos hasta que no se aprenda en qué consiste la política; y todos los españoles seríamos algo más ricos si no tuviésemos que pagar a los más de doscientos garcía-escuderos que allí se sientan para "chascarrillear" sobre lo que hacen, desean o dejan de hacer.
Volviendo al caso me ocupa, no creo que la defensa emprendida por García-Escudero ayude mucho a dignificar la muerte del animal. En todo caso, a muchos nos gustaría ver a los políticos del Partido Popular en traje de luces y sorteando los envites del toro. ¡Esa fiesta si la blindaría yo como Bien Cultural!
Yvs Jacob
miércoles, 6 de octubre de 2010
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