"Son, con diferencia, mucho mejores que los demás", habrían dicho fuentes cercanas a Moncloa. Y es que son muchas las ventajas de contar con un ejército de pensionistas de derechas, y no sólo porque la población española envejece y sea bajo el índice de renovación por nacimientos, ni porque la esperanza de vida esté alcanzando valores intolerablemente democráticos, cuando antes premiaba la naturaleza a unos pocos elegidos, que curiosamente seleccionaba de las clases acomodadas y rentistas; sino porque el pensionista de derechas, y sobre todo cuando su pensión es contributiva, comprende los esfuerzos que lleva a cabo el Gobierno de la nación para que pague por servicios que ojalá no tenga que disfrutar, a eso se lo llama responsabilidad con la cosa pública, eso sí que es un ciudadano, ¡coño! El pensionista de izquierdas, al contrario, es un saqueador insaciable, disfruta de los servicios de salud mucho más de lo que ha contribuido a su mantenimiento, nunca está satisfecho y por todo se queja el condenado. Pero el pensionista de derechas es todavía capaz, cuando su vida laboral se ha agotado, de suscribir una o más hipotecas, porque comprende que la economía no mejorará sin la construcción como su principal motor, ¿y qué hace el pensionista de izquierdas? Éste no sólo quiere que el Estado le regale dinero, dinero sustraído a los que sí son contribuyentes, y se echa a las calles, comunistoide, guerracivilista, para que le regalen si es posible también una vivienda, y hasta viajaría gratis en los medios de transporte públicos si los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado no estuviesen siempre ahí para proteger los intereses de los buenos ciudadanos. El pensionista de derechas es además firme defensor de los valores tradicionales, las viejas y buenas costumbres de España, jamás ha pertenecido a un sindicato, y si sale a la calle, lo hace para defender a la familia cristiana, sale también a ver el desfile en el día de la fiesta nacional, consume responsablemente televisión de pago, porque el campeonato de fútbol en España necesita su ayuda, y si por alguna razón se viese implicado en un contencioso, por supuesto que afrontará el pago de tasas, porque la Justicia es como el fútbol, que siempre gana el que más tiene. Ya se ve que son muchas las ventajas. Si María Dolores de Cospedal ha podido asegurar para el Parlamento regional de Castilla-La Mancha la exclusividad de su signo político al legislar que sólo quienes cuenten con poderosos patrimonios podrán ser diputados, le llega ahora el turno al Congreso de la nación para legislar a favor de esa figura clave en el futuro, el pensionista de derechas, o responsable, como dicen algunos dirigentes del PP, un ciudadano ejemplar que bebe de las mismísimas fuentes de la nación española: su austeridad, su contención, su profunda renuncia cristiana... ¡Muera el rebelde yayoflauta! ¡Estos abuelos silenciosos sí que molan!
Yvs Jacob
martes, 6 de noviembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario