Es inútil intentar cualquier cambio en la concepción de la política de los españoles cuando la escena es dominada por los aventureros. Sospecho que los dirigentes del PP nunca han superado una prueba real que pudiese ofrecer a los ciudadanos su valor de manera incuestionable. El caso de Madrid, ciudad y Comunidad Autónoma, es, una vez más, ejemplar. La concentración de una clase media-alta de gran volumen en la capital garantiza casi con seguridad la victoria de la fuerza conservadora en todas las elecciones. Por otra parte, la población de los restantes municipios madrileños es menor que la correspondiente a la gran urbe, y en una época en que el título de "trabajador" se ha convertido en vergonzoso para muchos de ellos, el PP parece condenado a triunfar sin solución. Tal ventaja ha llevado a la confusión a Esperanza Aguirre, por ejemplo, y es posible que confunda también a Ana Botella. De nuevo, termina en un cargo principal de la gestión de lo público uno que andaba por allí, porque a estar por allí es a lo que se dedica en política el aventurero.
Ana Botella no es Hillary Clinton; Ana Botella no es concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Madrid, ni será nunca su alcaldesa. Ana Botella es la esposa de Josemari, y aquí es, como decía un gran profesor, donde un español siempre remata: "y punto". Cualquier otra afirmación sólo justifica lo ya dicho: la esposa de Josemari.
De Alberto Ruiz-Gallardón se ha dicho muchas veces no lo que a él le gusta creer -eso de "un verso suelto"-, sino que es un lobo con la piel de cordero. Y lo hemos vuelto a ver. Muchos ignorantes lo han votado al constatar que la ciudad de Madrid ha emprendido desde hace años una gran transformación, dudosa e inquietante para mí, aunque el gran gestor sienta sobre ella el poder casi divino de quien dispone a cuenta de los demás. Así, mucho clamó la derecha mediática contra el "Plan E" del anterior gobierno socialista, un gasto irresponsable e innecesario en un momento crítico, "nos dijeron", pero nada se ha arrojado contra el alcalde de Madrid, que con tanto desparpajo ha gastado -"por mí, por ti y por todos los demás...". Tal vez porque estamos en la era de las hipotecas a terceros -la pido yo y la pagan mis nietos-, ninguna iniciativa popular ha llegado hasta el Ayuntamiento con la solicitud de un poco de contención -"manirroto, que lo tuyo es de ludópata". Por supuesto, el alcalde tenía sus planes: aquí nos ponemos como locos con la hormigonera, que tan pronto el COI nos conceda unos juegos olímpicos no va a quedar ni un agujero por tapar. Pero Hans Christian Andersen fue un escritor de cuentos danés, y aquí hemos gastado dinero con más alegría que si cayese café del cielo. Claro, ¡a nadie se le había ocurrido! Las demás administraciones están dirigidas por idiotas, ¡mira que no atreverse a gastar lo que no se tiene! Y todavía es más hilarante que ahora, cuando llega el PP al gobierno de la nación, haya preparado el Ayuntamiento de Madrid cuñas publicitarias de su oficina de empleo, para la que ha recuperado un edificio en la Puerta de Toledo. ¡A buenas horas! ¿Acaso no nos recordó bastante el gran líder que ya somos 5 millones mirando a las musarañas? Y hay que ver ¡qué tontos son esos socialistas! Keynes "sí", Keynes "no"...
"La última" de Ruiz-Gallardón ha sido el "Botellazo", y ha acertado de pleno. Muchos piensan que Ana Botella no ganaría en Madrid; les animo a que no olviden a José María Álvarez del Manzano, que ideó el sistema de "ir ligerito" en las manifestaciones: arreando que vienen los "barrenda". Que nunca ha sido muy listo el chulapo, vamos...
Yvs Jacob
jueves, 22 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario