Pues yo llevo años pensando en el asunto y, ¡oye!, ¡ni puta idea!
He estado escuchando en las noticias las barbaridades que decía el alcalde de Madrid, y no menos descabelladas eran las gracietas de doña Rita. Según estos gestores, no serán las medidas del Gobierno socialista de la nación las que sacarán al país de la pésima situación económica, espiritual y moral en que se encuentra. Y tengo que darles la razón, porque el de España es un problema de raza, y eso ya no lo enderezan sino una bomba atómica y un solar. Pero es cierto que el Gobierno pone todos sus medios, que son bastante escasos, la verdad, cuando se intenta gobernar en un resquicio, en un "margen", que dirían los filósofos postderridanos.
Fácil es, por supuesto, culpar de todo a unos pocos, en este caso, los que forman el equipo del Gobierno, pero uno puede preguntarse qué coño hacen las Autonomías y los ayuntamientos, y, en particular, qué coño hacen las divisiones administrativas donde gobierna el más necio de todos cuantos partidos políticos hayan existido y quepa imaginar, el Partido Popular. ¿Qué medidas se aplican en Madrid, por ejemplo, para fomentar el empleo? NI PUTA IDEA, esto es, NINGUNA.
¿Cómo combate el ayuntamiento del señor Ruiz-Gallardón el desempleo atroz que humilla a miles y miles de jóvenes titulados y cualificados que figuran en su padrón? NI PUTA IDEA, esto es, DE NINGUNA MANERA.
Lo que sí sabemos es el modo como doña Esperanza Aguirre liquida el sistema educativo, siempre deficiente, con una política de empleo público más que cicatera, hasta desembocar en otro simulacro en el cual todo lo que no sea una asociación de asignaturas clásicas con horas de clase se interpreta como "añadido", prescindible, "un gasto", según el vocabulario del racionalismo económico liberal para el suicidio cultural de las sociedades.
Sólo hay que estudiar el modo como en algunas especialidades de la educación secundaria se juega con "las listas". Así, se observa que muchos puestos vacantes se dejan sin cubrir, esperando que los interinos más antiguos consuman la temporalidad que los ata a un destino para ser dirigidos después a otro. Supongo que esos imbéciles le estarán todavía agradecidos a la consejera de Educación y sabrán recompensar al Partido Popular con un apoyo condicionado.
Pero es que hay que preguntarse si estos liberalillos de trapo han pensado alguna vez. Un trabajador, cuando empleado, es un esclavo que gasta su dinero, pero un desempleado es un esclavo al que hay que alimentar. Hay que pedir a estos liberalillos de trapo que vayan a las fuentes, que relean a los maestros del liberalismo, y se encontrarán, por ejemplo, con una defensa de la abolición de la esclavitud en Adam Smith, que ya entendía el problema de alimentar a quienes no disponen de medios, y lo bueno que es que todo el mundo trabaje para ganarse la vida sin la dependencia de los demás.
¿Pero cómo vamos a vivir en una sociedad cuyo motor es el consumo si no hay dinero ni medios de conseguirlo para despilfarrarlo en baratijas de reyezuelo africano?
Lo más preocupante de todo es que el Partido Popular, enrabietado como pasa los días lejos del poder -¡madre de Dios!, ¡el poder!, ¡es así como Ruiz-Gallardón se refiere al gobierno democrático!-, pase por el cenagal sin mancharse las botas de barro; y que el pueblo estúpido le aplauda como al Mesías salvador, cuando llega en realidad con un trabuco bajo el brazo. Hay que ser de verdad retrasado mental para no comprender la amenaza que se cierne sobre nosotros, españoles, si caemos en manos de quienes ansían "el poder". ¿Acaso no disfrutan ya de él donde gobiernan y ningún provecho obtienen de su acción los gobernados?
Yvs Jacob
sábado, 26 de marzo de 2011
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