¡Ah, los españoles! ¡Qué raza formidable, locuaz y participativa sin límite! ¡Qué ejemplo de humanismo para otros países del Tercer Mundo!
Y así fue que yo salía por una barra de pan que me encontré en la calle de Atocha a la multitud enardecida por el amor a los hombres. Había mucha gente disfrazada allí, y también algunos saharauis, y es posible que los mismos marroquíes, contra quienes se gritaba, se hubiesen infiltrado, quizá atentos a las carteras y los bolsos de los jóvenes españoles, que danzaban con la batucada, porque no hay manif(i)estación en España que no la anime una tamborada brasileira, debe ser que la brasileña es otra raza ejemplar, y comprometida con los derechos humanos de absolutamente todos los hombres.
A dos pasos de mi posición los medios entrevistaban por enésima vez en media hora a Javier Bardem, que no conseguía producir nueva información para ellos, al menos nada diferente de lo dicho tres minutos antes de la última entrevista. Y la gente le gritaba: "¿por qué no ha venido Julia, la Julia Roberts?". Y la gente se respondía: "no podría saltar con tacones" -"com taboadas non poyi dansá", decía un manif(i)estante ya entrenado en "marchas pro" de todo tipo, de Chueca a la Puerta del Sol. Y la gente lo comprendía: "pobrecilla, esto no es para ella, con la minifalda y los niños..." -"es que es americana", ¡aaah!.
Y le preguntaban entonces por Pe: "¿y que dónde está Pe, que no se la ve?". Y uno decía que estaba rodando un anuncio de champú, y otro, que no, que era de tinte para el pelo, y uno más, que una película, y muchos se extrañaban: "¿es que es actriz?".
Como la corriente de manif(i)estantes no cesaba, y no podía cruzar al otro lado, lo que hubiera sido muy mal visto, porque donde hay mucha gente uno no puede situarse libremente al otro lado, me decidí por comprar en el mercado un cartón de huevos de los que ahora llaman "de corral", para diferenciarlos de los otros que produce la cultura económica liberal, que son del corral de la puta mierda. Y salí de nuevo.
Una viejecita preguntaba a un antidisturbio si aquello era una manifestación, y el antidisturbio contestó "positivo", y la viejecita preguntó otra vez: "¿es una manifestación".
Caminé paralelo y descendiendo por donde otros subían, a contracorriente, curioso, leyendo proclamas, atento a los gritos, al colorido que sólo la izquierda sabe llevar a la siempre gris calle de Atocha.
¡Ah, España! ¡Qué tierra de buen juicio y libertad!
¡Sahara español!
Yvs Jacob
domingo, 14 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario