Y todavía habrá quien, siendo trabajador, o lo que es igual, esclavo, seguirá votando al Partido Popular.
El pensamiento liberal-conservador español está hundido en la miseria. La última estrategia desplegada por sus ideodos catódicos ha sido enfrentar directamente a los trabajadores unos con otros, y parece que ha tenido éxito en la siembra del odio. El movimiento de liquidación de los sindicatos lo ha puesto en marcha "la Espe", cansada de que la insulten cada vez que acude a una inauguración, porque "la Espe" va allí a otra cosa, a que la llamen "bonita" y todo eso que no es. Pero sólo la mima el diario El Mundo, que abusa del concepto de liberalismo, como sucede cuando no se sabe lo que algo significa. Días atrás, El Mundo advertía en un titular de portada que los sindicatos habían convocado a sus liberados en el horario de trabajo para el resto de los trabajadores. La advertencia la encuentro tristísima, especialmente cuando en España hay poco más de 2 millones de trabajadores sindicados, una miseria si se compara con la población total en edad y capacidad de trabajar, y, por supuesto, una burla si se considera el número de afiliados de esos siempre admirados países nórdicos, o el de la soberbia Francia. La culpa de que caiga tanta mierda sobre los trabajadores la tienen ellos mismos; primero, porque se han convencido de la maldad atribuida a la sindicación por el pensamiento vicioso de la derecha, y, segundo, por votar a esa misma derecha que dirige la ley que los hizo libres para volver a someterlos como borregos con la pobreza. Seguirá habiendo quien piense que las elecciones no valen para nada, y que todos los partidos son la misma mierda que la política entera, pero nada de eso.
Hay que analizar también los datos con los que El Mundo busca hundir al movimiento sindical. El diario amenaza a los trabajadores no sindicados con el despilfarro, según su perspectiva, que lleva consigo la actividad sindical. Es pura demagogia que sólo busca disponer a los trabajadores contra quienes se esfuerzan por conseguir para ellos una vida digna, algo que en manos de los liberales españoles, entre los que no abunda el honor, es sencillamente imposible.
Esta situación puede ir a mejor o empeorar. Cualquier disminución de la actividad sindical en un país de moral tan destruida como España sería fatal, una regresión a la Edad Media. Pero cabe que las afiliaciones aumenten, que los trabajadores se reúnan y muestren a la derecha el mismo desprecio que reciben de ella. El trabajo es una puta mierda, de eso no cabe la menor duda, y quienes lo defienden, o no trabajan, o ganan lo bastante como para encontrarlo bueno y permitirse el desliz de recomendarlo a los demás. En este mundo de mierda no hay más posibilidad que trabajar, de ello se ha encargado el muy gracioso liberalismo de mercado, pero la derecha se arma para echar sobre el trabajador más trabajo, y sólo un gilipollas apoyaría aquello que le perjudica.
Yvs Jacob
martes, 14 de septiembre de 2010
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